Ghana soñó con el milagro

Mundial 2006 | El Mundial en África

Ghana soñó con el milagro

Ghana soñó con el milagro

Llegaron cinco selecciones africanas al Mundial y las cuatro del África negra eran novatas. En la primera fase cayeron Túnez, Costa de Marfil, Angola y Togo. Ghana hizo historia y pasó a octavos. Le tocó Brasil en suerte, o en desgracia, pero los Black Stars son valientes. Perdieron, pero le plantaron cara a la canarinha.

Se acabó el sueño africano: al último representante del continente negro en el Mundial no le ha quedado más remedio que reconocer la superioridad brasileña e hincar la rodilla. A pesar de los goles de Ronaldo, Adriano y Zé Roberto, la gente ha salido con banderas verde, rojo y amarillo por las calles del barrio de Mamobi. Cantaban algo así como que no había por qué sentir vergüenza a pesar de la derrota. Esos cánticos contrastaban con los sones a ritmo de hip-hop cuando los ghaneses creían todavía en el anhelo de derrotar a la todopoderosa Brasil. "Los Blacks Stars no retroceden ante nada, siempre marchan en cabeza, son capaces de cualquier haza ¡Oh, Apiah!, ¡Oh, Muntari!, ¡Oh, Essien!, ¡Oh Asamoah!,...", así hasta nombrar a todos sus ídolos, a cada integrante de la selección ghanesa.

El orgullo de Ghana se cruzaba con los deseos de una victoria, desde Koala Road hasta Ring Road East. Los vendedores de banderas agotaron todas las existencias, y coches, bicicletas y motos rivalizaban en lucirlas, mientras sorteaban a aficionados tatuados en verde, rojo y amarillo, convertidos en estatuas andantes. Los titulares de los tabloides no podían ser mas contundentes: "Llegó el gran día", "Ganaremos o ganaremos" o "Los Blacks Stars tiene detrás a toda la nación".

Todo para animar.

Mientras, en los barrios se afinaban los talkings drums y cualquier elemento de percusión para festejar con todo el ritmo la posible victoria ante el gigante brasileño. Esta vez, las autoridades habilitaron varias pantallas gigantes y hasta tuvieron la feliz idea de abrir las puertas del Conference Center, donde al rato no cabía un alma.

Llegó el primer tanto y todo el mundo empezó a temerse lo peor. Pero a pesar de la emoción y los malos presagios, algunos aún tenían tiempo de aplaudir alguna buena jugada de Ronaldo, a la vez que lamentaban la falta de puntería de los suyos. El 2-0 deshizo el sueno ghanés y el tercero casi tomó a todo el mundo descendiendo las escalinatas del Conference Center, en busca de unas calles que, sin embargo, se llenaron de aficionados portando banderas cantando: "No tenemos por qué sentir vergüenza, no".