Jugó Ghana, goleó Brasil

Mundial 2006 | Brasil 3- Ghana 0

Jugó Ghana, goleó Brasil

Jugó Ghana, goleó Brasil

reuters

Ronaldo ya es el máximo anotador de los Mundiales

Los que le zurran a Italia por jugar a la italiana (primer mandamiento: le darás la iniciativa al contrario y esperarás a cazarle a la contra), ¿ven mucha diferencia entre el equipo de Lippi y el Brasil de ayer? Francamente, hubo pocas. Si el campeón sale con el uniforme azul habría estado más de acuerdo con la situación, en las antípodas del Jogo Bonito. Lo que tiene Brasil es pegada y eso le permite ganar. Quizá incluso el título. Pero su juego es la gran decepción del campeonato.

Éste no es el Brasil. Éste es un equipo que gana, pobres ricos que sólo tienen dinero. Un Brasil que no transmite ni emociona es cualquier cosa, pero no Brasil. El gris momento de Ronaldinho parece contaminarlo todo.

A Parreira le salió redondo el guión. A los cinco minutos un balón interior de Kaká, magnífico, dejó a Ronaldo mano a mano con el meta ghanés: bicicleta, Kingston al suelo, y toque ganador. Gol 15 de Ronaldo en un Mundial, récord absoluto. Con 14 queda Müller, con 13 Fontaine (que los hizo en una sola edición), con 12 Pelé y con 11 Klinsmann, el actual seleccionador alemán.

1-0 casi desde el vestuario y Ghana, a por todas desde el pitido inicial. Espacios para todos; mejor escenario para que apareciera el mejor Brasil, imposible, y sólo apareció en cuentagotas. La pelota fue africana, pero también la ceguera ante el gol. Si Ronaldo llega a nacer en Accra y no en Río, cuartofinalista habría sido Ghana y no Brasil.

Faltó pólvora.

Amoah y compañía echaron más en falta un rematador que a Essien, su motor ausente. Ghana jugó y jugó, pero sus remates fueron siempre de una inocencia fatal. También su intento de achicar en defensa: se nota que Menotti no pasó por allí. Los cazaron en el 1-0 y en el segundo, prodigio mundial del fuera de juego no pitado. Adriano inició la jugada en orsay y la acabó igual, empujando un centro de Cafú en manifiesta posición ilegal. Sucedió pocos segundos después de que Dida rechazara con el pie un cabezazo a bocajarro de Mensha, a la salida de un córner, que se cantó como el empate. La tarea destructora de los árbitros con los equipos de menos caché es tremenda.

El segundo tiempo fue más de lo mismo. Brasil esperando y saliendo y Ghana como Sísifo: llevando montaña arriba la piedra para caer rodando después para volver a intentarlo. Los brasileños estaban ya convencidos de que el rival no marcaría ni jugando hasta Navidad, pero no se decidieron a tomar riesgos (que hubieran sido pocos). La expulsión por simular un penalti de Gyan allanó el camino brasileño. En otro contragolpe Zé Roberto entró con la pelota en la portería e hizo el tercero. Más tarde, Cafú y Ronaldo tuvieron el cuarto. Hubiese sido demasiado.