La policía de Gelsenkirchen (oeste de Alemania), una de las ciudades sede del Mundial 2006 de fútbol, prohibió hoy la manifestación convocada por el ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD) para el 10 de junio.

"Queremos impedir que los ultraderechistas aprovechen el Mundial para desfilar ante los ojos del mundo entero por Gelsenkirchen difundiendo consignas racistas y xenófobas", dijo el jefe de la policía de esa ciudad, Rüdiger von Schoenfeldt.

El NPD, aglutinante de los neonazis, había convocado esa manifestación, así como actos de solidaridad durante todo el Mundial con la selección iraní, por simpatía hacia su presidente Mahmud Ahmadineyad y sus declaraciones contra Israel.

El ministro del Interior, Wolfgang Schaueble, anunció esta semana que se haría cuanto fuera posible por evitar que la ultraderecha convierta el Mundial en plataforma propagandística.

El ministro ha dispuesto, asimismo, que las policías de los estados federados revisen sus bancos de datos respecto a la presencia de ultraderechistas entre la hinchada violenta.

Según los servicios secretos, entre los hooligans alemanes –unos 10.000- han alrededor de un cinco por ciento de neonazis.

Estas cifras son, sin embargo, relativas, puesto que el propio Schaueble admite que hay grandes "cercanías" entre las acciones de los hooligans dichos sin ideología y la ultraderecha.

Aumento de la violencia

El aumento de la violencia ultraderechista, reflejado en el último balance de los servicios secretos de Interior, ha agrandado el debate sobre las denominadas "No-Go-Zones", especialmente en el Este del país, peligrosas para visitantes extranjeros del Mundial.

El diario berlinés "Der Tagesspiegel" recoge hoy advertencias de algunos embajadores africanos, como el de Gana, a los aficionados y selección de su país, respecto a la peligrosidad de algunos barrios y recomiendan que se evite su visita, especialmente de noche.

El de Brasil, por su parte, anuncia que durante el Mundial se establecerán "consulados móviles" para atender, en caso de problemas, a su afición desplazada a Alemania, que se estima en unos 30.000 brasileños.