El equipo de Juande Ramos dejó tocado a un conjunto vasco que no puede respirar tranquilo todavía y que terminó el encuentro con nueve hombres.

Se esperaba en la capital donostiarra un Sevilla a medio gas tras haberse estado metido en celebraciones por su brillante clasificación del pasado jueves y a una Real crecida por los últimos resultados positivos, que lo tendría fácil para certificar, si no matemáticamente sí en la práctica, la permanencia en este encuentro.

Sorprendió, sin embargo, el conjunto visitante, ya que desde el inicio del partido se lanzó con mucha verticalidad a la búsqueda de la portería de Asier Riesgo y ya en los primeros cinco minutos gozó de dos claras ocasiones para haber batido la portería local, por medio de Martí y Escudé.

Les costó a los locales sacudirse el dominio andaluz, pero lo fueron logrando a medida que transcurría el partido, al contar nuevamente con un Mark González en estado de gracia y catalizador del juego ofensivo de su equipo durante el primer tiempo con constantes subidas y mucho peligro en cada una de sus acciones.

El encuentro mantuvo en todo momento un tono muy vivo, teniendo en cuenta que son los últimos momentos de la temporada, y el público de Anoeta pudo divertirse con un juego rápido y dos jugadas para la polémica en ambas áreas: sendas caídas de Mark González y Kepa, que parecieron, sobre todo la del sevillista, penalti.

La mejor opción de gol en el primer tiempo estuvo del lado sevillista y fue en lanzamiento de falta de Jordi, quien, con gran precisión y desde larga distancia, envió su disparo al palo cuando Riesgo estaba ya batido.

Posible penalti

Instantes después se produjo también la mejor acción de gol del conjunto guipuzcoano, tras una jugada de las que se ponen en vídeo y que solo Xabi Prieto es capaz de realizar para marcharse de dos rivales en un palmo de terreno.

Su posterior envío no fue rematado por Skoubo porque, según reclamó, le habían hecho un claro penalti y así lo entendió también el público local que dedicó una sonora pitada a Rubinos Pérez.

El ritmo de juego no se pudo sostener en la segunda mitad, el cansancio hizo mella en ambos conjuntos y la Real se relajó en exceso mientras conocía algunos resultados de sus rivales por evitar el descenso. El resultado fue que el Sevilla se creció todavía más y llegó con mayor peligro a la portería local.

Fruto de esta presión andaluza llegaría el 0-1 en el minuto 58, al aprovecharse el Sevilla de la gran velocidad de Jesús Navas, quien se fue de toda la defensa vasca y resolvió a su favor un mano a mano con Riesgo.

El partido terminó de romperse en el minuto 68 cuando una jugada espectacular de Martí no acabó en gol porque López Rekarte bajo palos lo evitó con las manos. La expulsión del capitán realista y la conversión de la máxima pena por el propio Martí dejó el encuentro visto para sentencia a veinte minutos para el final.

El gol de Jordi en propia puerta en los instantes finales sirvió si acaso para añadir algo de emoción, aunque con nueve jugadores, tras la expulsión también de Nihat, pocas opciones tenía la Real.