Adu apunta a jugador más joven en un Mundial

Camino del Mundial | La estrella más precoz

Adu apunta a jugador más joven en un Mundial

Adu apunta a jugador más joven en un Mundial

El 22 de enero, Freddy Adu se convertía en el debutante más joven con la selección absoluta de 'soccer' de EE UU: 16 años y 234 días. Adu mira ahora a Alemania, donde podría batir el récord de precocidad que marcó el norirlandés Whiteside en España-82.

Adu, Adu, Adu! Corría el minuto 81 de un aburridísimo Derby de Norteamérica entre Estados Unidos y Canadá (0-0 final) y los espectadores presentes en el San Diego Stadium de California se consolaban haciendo la ola y reclamando al seleccionador nacional, Bruce Arena, el debut de un chico de 16 años y 234 días llamado Freddy. Y Bruce cedió, matando dos pájaros de un tiro: uno, acabar con los cantos de sirena procedentes de Ghana, que llevaba varios meses llamando a filas a un nacido en el país africano como Adu. Y dos: convertir al adolescente en el jugador más joven que ha actuado con la selección absoluta de soccer, que es como denominan los estadounidenses al football para diferenciarlo de ese deporte al que se juega con cascos y hombreras. Con su entrada en el campo, Adu (Tema, Ghana, 2 de junio de 1989) superaba a Mike Slivinski, que en 1991 debutó contra Jamaica con 16 años y 318 días. Slivinski deambuló sin pena ni gloria por la MLS y ahora entrena a niños de siete años en una universidad de Virginia para pagar la hipoteca. El futuro de Adu se presume mucho más halagüeño...

Norman y O Rei. Y pasa, vaticina el casi infalible Washington Post, por el Mundial de junio. Si juega algún partido en Alemania, el récord de precocidad de Adu se hará universal. Lo conserva aún el norirlandés Norman Whiteside (17 años y 42 días), quien desbancó a su vez a O Rei Pelé con aquel equipo de España-82 liderado por Armstrong. De Whiteside se conoce que fue un excelente medio llegador del Manchester United (el mayor pretendiente europeo de Adu, por cierto) hasta que una lesión le retiró prematuramente a los 27 años.

"Hasta un hombre ciego montado en un caballo galopante sería capaz de ver su talento". Así es como Ray Hudson, primer técnico de Freddy en el D. C. United y ejecutor de su desembarco en la Major League Soccer, definía la meteórica carrera del delantero, al ritmo del eslógan que predica Nike: Just do it (Hazlo). La división de soccer del gigante deportivo americano no se lo pensó, lo hizo: pagar al adolescente un millón de dólares por año desde mayo de 2003, antesala de su irrupción en aquel Sub-17 de Finlandia que nombró a Cesc mejor jugador. En Lahti, a la sombra de las gigantescas pistas de saltos de esquí, un gol maradoniano y un hat-trick hicieron saltar a la fama a Freddy. El ghanés volvía a repetir como benjamín aplicado en el Sub-20 de Holanda del año pasado, esta vez sin éxito. Su gris actuación, pareja a la de EE UU, se asemeja más a los números que cosecha con el D.C. United: 10 goles en 53 partidos. No es para tanto, por mucho que Hudson se empeñe en endiosarlo.

A su madre le tocó una lotería para ir a EE UU

La vida del aún imberbe Freddy Adu está marcada por la varita mágica del azar desde los ocho años, cuando a su madre le tocó una curiosa lotería: obtener el permiso de trabajo en los Estados Unidos. Afincados él y su idolatrada mamá en la pequeña Potomac (una localidad de Virginia próxima a Washington) Freddy se calzaba sus primeras botas de tacos mientras regateaba hasta el ridículo a chicos seis y siete años mayores que él.

Tenía sólo once cuando los profesores de su colegio decidieron que era mejor que jugara en el instituto, y dos más cuando ensayaba contra gente de una universidad. Los periódicos se hacían eco de su precocidad mientras llegaban Nike, Finlandia y la fama mundial. Poco después, con apenas 14 años, 500.000 dólares de ficha (450.000 euros) convertían a Adu en el jugador mejor pagado de la MLS (ahora es Landon Donovan) y la gran esperanza mediática de un deporte que en USA, a pesar de ser minoritario, cuenta con la nada despreciable cifra de 16 millones de federados. Más que ningún otro país en el mundo.