Etoo regresó de África

Liga de Campeones | Chelsea 1 - Barcelona 2

Etoo regresó de África

Etoo regresó de África

enric fontcuberta / enviado especiAL

El Barça enfiló en Londres el camino hacia cuartos.

Parecía que no estaba. Demasiado tenso, acelerado, apenas si había complicado a los centrales del Chelsea, hasta que en el minuto 80, cuando el Barcelona braceaba para no volver a casa con un empate peligroso, dejó clavado a Paulo Ferreira y cabeceó un precioso centro de Márquez. Entonces Samuel Etoo recordó a los poco memoriosos que había vuelto de África, donde se pasó unas semanas en una competición a destiempo. Su cabeza sentenció el 1-2, la primera derrota del Chelsea después de 14 partidos.

Hasta ahí, el partido había sido dominado por el miedo. El miedo, motor del movimiento o de la parálisis. Anoche lo padecieron por igual y con idénticas consecuencias Chelsea y Barça, conscientes de que en esta eliminatoria bien puede estar la llave que los lleve al título.

Sin presionar arriba, tanto el Chelsea como el Barça desdibujaron su perfil. Equipos agresivos en el trabajo de recuperación, por lo general ejercido en campo del rival, sobre el pésimo césped se mostraron en exceso respetuosos del oponente. Así, Lampard maniobró con espacios pero sin la punzante incisión de sus llegadas al área, Ronaldinho manejó la pelota lejos de Cech, Motta y Edmilson casi no cruzaron la línea divisoria (como Makelele y Cole), y lo que llegó hasta pies de Messi, Etoo, Robben o Crespo fueron migajas de un fútbol asilvestrado.

Leo Messi quiso romper el apretado libreto de los directores de escena, Mourinho y Rijkaard. El Pibito no tiene miedo, y su único guión a respetar es la ley del potrero y la inspiración. Cuando se hartó de esperar su letra en la infumable pieza teatral, encaró a Robben, porfió con él, le hizo un caño y cuando se iba por la línea de fondo se encontró a Del Horno. Messi hizo teatro (¡de eso se trataba!) y forzó la expulsión del torpe vasco.

Con uno más, la segunda parte de la obra prometía algo más de brillo para el Barça. Pero no. Se le complicó todo. En una falta lanzada por Lampard, Motta luchó con Terry y desvió la pelota al gol. No se arrugó el Barça, entró Larsson, cambió el músculo por más toque y soltó a alguno de atrás. El empate llegó de forma parecida: centró Ronaldinho y desvió Terry, de cabeza.

El árbitro pasó por alto un penalti de Terry a Messi, respondió el Chelsea con un tiro de Drogba que salvó Víctor. Y enseguida apareció Etoo: centro, cabezazo y gol. El Barça ya se ve en cuartos. Y Mourinho parece tirar la toalla.