Un poco de Barça basta

Liga de Campeones | Barcelona 3 - Werder Bremen 1

Un poco de Barça basta

Un poco de Barça basta

enric fontcuberta / rodolfo molina

Gabri, Ronaldinho y Larsson mataron al Werder

El Barcelona ya es el campeón del Grupo C y espera un sorteo plácido para los octavos de final de la Champions League, aunque todavía debe viajar a terreno del Udinese. Se esperaba una goleada, una fiesta, una verbena que certificara el festival del Bernabéu, pero Frank Rijkaard decidió tirar de suplentes (Gabri, Motta, Larsson) y el Camp Nou se quedó con las ganas. Porque, además, nadie contaba con que el Werder Bremen es, hoy por hoy, más equipo que el Real Madrid y con diferencia el segundo mejor integrante del grupo, después del Barça.

El culé, que vive (y vivirá mientras le dure) en un estado etílico desde la goleada en el clásico, acudió en masa preparado para un aquelarre blaugrana. A cambio regresó a casa con el orgullo henchido tras comprobar que con el fondo de armario su equipo es tan capaz de resolver los trámites europeos como con los mejores trapos.

Y para que no todo acabara en los tonos grises que suponían la ausencia de Xavi, Messi o Etoo, Ronaldinho se dejó ir cuando agonizaba la segunda parte, con algunas notas de su repertorio más luminoso y efectista.

Thomas Schaaf ha armado un buen equipo, pero el hombre debe ser masoquista. Disfruta sufriendo. Sólo así se entiende que ponga una defensa en línea a 40 metros del portero. Sobre todo si los tres de adelante, Frings, Baumann y Borowski, se despistan cuando tienen que achicar los espacios. Ronaldinho, aun en una noche gris, se hizo un picnic metiendo pelotas a la espalda de Fahrenhorst y Naldo. Una de ellas la aprovechó Gabri, en posición de nueve; controló y tocó como pudo de zurda, para el 1-0. Respondió el Werder con una salida al contraataque que aprovechó Micoud para forzar un penalti de Gio, que transformó con frialdad Borowski.

Parecía que el empate duraría, sobre todo porque Larsson no es Etoo ni está para tomarse un café con el pichichi de la Liga (aunque tras marcar el tercero fue ovacionado, como siempre, algo que ni él mismo se explica). Y porque Giuly salió con una empanada mental absoluta. Pero entonces Ronaldinho lanzó un libre directo que el portero Reinke se tragó de manera absurda. Ahí se acabó el partido.