El equipo aragonés suma su sexta jornada sin ganar y su séptimo empate después de unos comienzos prometedores en los que jugó un fútbol excelente pero en los que no ganaba y ahora también ha perdido el buen juego.

El conjunto local se adelantó pronto el marcador, en el minuto 11, con un gol de Ewerthon que fue muy protestado porque los visitantes reclamaron previamente una falta de Cani, autor del pase del gol, a Vicente Valcarce.

El Málaga no acusó psicológicamente el tanto y con una excelente presión comenzó a adueñarse del campo con un juego muy directo que buscaba la cabeza de sus puntas.

El Zaragoza sufría con los balones aéreos, donde se manejaba mejor un equipo andaluz que, poco a poco, empujó a su rival hacia su área y comenzó a hacerle notar el agobio de su insistencia.

Además, el equipo aragonés hacía aguas en la contención y no salía con soltura a la contra. Fruto de un error de Movilla llegó una gran oportunidad para un activo Salva que estrelló un remate en el palo de la meta de César en el minuto 28.

A falta de creación propia, los locales estuvieron muy cerca de marcar el segundo, dos minutos después de la oportunidad malacitana, gracias a un mal pase de Fernando Sanz que a punto estuvo de aprovechar Savio.

El equipo de Antonio Tapia daba muestras de creer que el empate era posible y aunque no remataba con claridad, sus aproximaciones en balones aéreos, fueran en jugada o provenientes de la estrategia, ponían el alma en vilo a los aficionados de La Romareda.

El merecido empate visitante llegó, sin embargo, en un gran remate de Edgar desde unos 25 metros producto más de la insistencia de su equipo que del buen juego.

La entrada de David Generelo y de Albert Celades tras el descanso dio otro aire al equipo de Víctor Muñoz que prácticamente borró del terreno de juego al conjunto visitante.

Destaca Arnau

En los primeros quince minutos del segundo periodo los locales gozaron de tres claras ocasiones para haber marcado el segundo tanto, pero en las dos primeras Francesc Arnau estuvo providencial y en la tercera Diego Milito no llegó a un servicio en boca de gol de Leo Ponzio.

La explosiva salida local tuvo un efecto gaseosa que se fue disipando conforme transcurrieron los minutos, coincidiendo con la lesión de su hombre más activo, el brasileño Ewerthon, y a partir de ahí el juego local se convirtió en un querer y no poder frente a un enemigo bien situado.

Aún así, el Zaragoza tuvo dos grandes ocasiones para haberse adelantado en el marcador, en el minuto 76 con un remate a bocajarro de Savio, que nuevamente salvó Arnau, y en otro de cabeza de Cani que se marchó fuera cuando ya se cantaba el gol a tres minutos de la conclusión, pero fue el Málaga quien pudo haber desequilibrado la contienda con dos oportunidades prácticamente en tiempo de prolongación, una de Salva y otra de Hidalgo que tampoco llegaron a las mallas de la meta local y que dejaron un empate que no se puede considerar injusto.