'Goodbye gentleman'

'Goodbye gentleman'

Se marcha del Real Madrid, definitivamente, un 'gentleman' del fútbol. Nunca se quejó Owen de su suplencia, nunca levantó la voz. Sólo el brazo para festejar sus goles, que fueron muchos para un suplente de lujo. Pero no es tiempo para 'Owenes o Saviolas', a los que sus altas fichas y las explosiones de jóvenes talentos (Robinho y Messi) les mandan lejos de los grandes.

Owen ficha por el Newcastle United, una especie de Atlético de Madrid a la inglesa, que tiene una afición tan fiel que cuando el fenómeno Shearer estaba en su apogeo las madres llamaban a sus hijas recién nacidas Shyra (leído es la pronunciación anglosajona del apellido del gran goleador). Y, como a los colchoneros, la desgracia persigue a las urracas.

Al igual que en el Madrid, al que abandona sin celebrar un título, es más bien probable que pase otro año sin trofeos en Saint James' Park, donde peligra Souness y el equipo lucha por escapar del descenso. No obstante, la calidad de Owen mejorará a este o a cualquier conjunto.

Ya no tiene la capacidad de inventiva en el campo que mostró en el Inglaterra-Argentina del Mundial 98, duelo que pasó a la historia por la agresión de Beckham a Simeone pero, para los que se deleitan con el balompié puro más que con el morbo, debería recordarse por su eslálom que concluyó en gol.

Ha sido Michael un tipo apreciado en el vestuario y por la afición. También los medios han loado su entrega y su eficacia ante la portería, pues lo poco que jugó lo convirtió en gol. Pero como todo el mundo siempre quiere más, se quedó sin sitio en la galaxia. De hecho, nunca llegó a ser galáctico. Eso quedó para Ronaldo, Zidane, Beckham, Roberto Carlos y Raúl (según mi orden de preferencias, que conste). Casillas y Robinho esperan subirse en breve al altar mediático. Aunque uno no quiera ("yo soy de Móstoles") y el otro aún esté en ello pese al 'show' del Carranza.