El argentino Diego Armando Maradona llegó este mediodía a Nápoles, 14 años después de la última vez, para asistir al partido de despedida del jugador del Juventus Ciro Ferrara, gran amigo suyo y con quien coincidió en su época en el club de la ciudad.
Maradona llegó al aeropuerto Capodichino de Nápoles en un vuelo procedente de Milán y fue recibido por unas decenas de aficionados que se encontraban en la zona superior de la instalación y que, al verle, entonaron cánticos en su honor.
El "astro" argentino viajó acompañado de su hija menor, Gianina, con la que bajó del avión abrazado, y de su ex mujer Claudia Villafane. Los tres, después, subieron a un vehículo que les esperaba y les trasladó a un céntrico hotel de Nápoles.
Allí le esperaban centenares de seguidores, que también corearon su hombre y los cánticos que le dedicaban cuando jugaba en el equipo napolitano. Ello motivó que Maradona, acompañado de su hija, se asomara a una ventana y dedicara un saludo a los presentes.
Reencuentro con Ferlaino
Maradona saludó y dio un abrazo a Corrado Ferlaino, ex propietario del club y al que varias veces acusó como causante de sus males en Italia. Maradona se encontró brevemente con Ferlaino en el restaurante del hotel donde se aloja.
El encuentro ocurrió mientras Maradona estaba almorzando con su gran amigo Salvatore Bagni, ex compañero y su consejero en Italia. Después de una serie de conversaciones telefónicas, Ferlaino acudió al restaurante acompañado del administrador delegado de la empresa que ha organizado el partido homenaje a Ferrara.
Maradona y Ferlaino se estrecharon las manos y se dieron un abrazo. Después, el ex propietario y ex presidente del Nápoles se entretuvo hablando unos minutos con el astro argentino y con otros de los ex jugadores presentes en la sala.
Ferlaino fue el propietario y presidente que llevó a Maradona al Nápoles. Con ambos, el club napolitano obtuvo dos títulos de Liga (1987 y 1990), 1 Supercopa Italiana (1990) y 1 Copa de la UEFA (1989). Pero, luego, la relación entre Ferlaino y Maradona se rompió totalmente en 1990, con acusaciones cruzadas entre las partes, tras la marcha del jugador en 1991 de la entidad napolitana.
