La selección fue apedreada en Río

Mundial 2002 | Brasil

La selección fue apedreada en Río

La selección fue apedreada en Río

El autobús que transportaba a la selección brasileña que conquistó el Mundial 2002 fue apedreado en Río de Janeiro por hinchas descontentos con la decisión de los futbolistas de ponerle un fin a la fiesta de bienvenida.

La mayoría de los vidrios del autobús contratado por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) quedaron destruidos por la ira de un pequeño grupo de aficionados que, hacia las 2:30 hora local del miércoles (5.30 GMT), protestó contra la decisión de los mundialistas de recortar su desfile triunfal por Río de Janeiro.

Cansados tras un viaje de 24 horas entre Japón y Brasil y de otras 16 horas de celebraciones en Brasilia y Río de Janeiro, los diez mundialistas que participaron en la fiesta en Río de Janeiro interrumpieron su desfile en el barrio de Botafogo y frustraron a una impresionante multitud que, pese a la hora, los esperaba pocos kilómetros después en la famosa playa de Copacabana.

Hasta el amanecer

Pese al incidente, nueve jugadores continuaron el viaje hasta Sao Paulo, en cuyo Sambódromo se presentaron cuando el sol ya estaba naciendo ante unos 6.000 personas que esperaron toda la noche a la llegada de los campeones mundiales.

El desembarco en Sao Paulo este miércoles no impidió que los futbolistas fuesen recibidos en el aeropuerto por la alcaldesa de la mayor ciudad brasileña, Marta Suplicy, y que siete de los jugadores aceptaran seguir el recorrido de dos horas hasta el Sambódromo, la avenida por donde desfilan las escuelas de samba durante el carnaval.

Continúa la peregrinación

La recepción oficial de la selección brasileña, por lo mismo, concluyó en Sao Paulo casi veintiún horas después de la llegada de los campeones a Brasil. Las fiestas, sin embargo, podrán prolongarse este miércoles en las ciudades de Belo Horizonte, Porto Alegre y Curitiba, en donde son esperados algunos de los integrantes del equipo que viajó a Corea del Sur y Japón.

El incidente en Río de Janeiro oscureció la multitudinaria y delirante fiesta que los hinchas ofrecieron a los campeones mundiales en Brasilia, primera escala de la selección en su viaje de regreso de Japón, y en Río de Janeiro, en donde se vivieron verdaderos carnavales fuera de época con "torcedores" vestidos de verde y amarillo y bailando en las calles.