Sucedió en un partido de instituto en Estados Unidos, concretamente en un torneo disputado en el estado de Indiana. Arlington High School jugaba ante el Central Christian Academy y a falta de cinco décimas para el final del encuentro tenían una ventaja de un punto en el marcador tras anotar uno de los dos tiros libres. Básicamente, el partido estaba en su bolsillo.

El jugador de Arlington decidió tirar a fallar, optando por la táctica menos deportiva pero quizá más eficaz, la que hace que normalmente se agote el tiempo en la lucha por el rebote. Pero no contaba ese jugador con que Josh Clanton, del Central Christian Academy, cogería el rebote rápidamente y lanzaría a la desesperada desde su propio campo, anotando un triple antológico y dejando a los jugadores del equipo rival con un palmo de narices.

La forma más cruel de perder un partido de baloncesto pero quizá, tras ese gesto de tirar a fallar el último lanzamiento de tiro libre, también la más justa.