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Fahd Saleh, de portero en Siria a refugiado en Inglaterra

Cuando estalló la guerra en su país natal se vio obligado a huir junto a su familia. Ahora intenta rehacer su vida y quiere convertirse en un gran entrenador de porteros

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Fahd Saleh, de portero en Siria a refugiado en Inglaterra

Fahd Saleh tiene 31 años y es refugiado sirio. Cuando estaba en su tierra natal era portero. Jugaba en el Al-Karamah, uno de los clubs de fútbol más importantes de Siria, de la ciudad de Homs. Con ellos ganó varias ligas y copas nacionales, además de competir en la Champions League de Asia y la AFC Cup. Pero la guerra hizo que se viese obligado a huir y comenzar una nueva vida.

Según la BBC, pudo hacerlo gracias a una oferta que le hicieron para jugar en los Emiratos Árabes Unidos y después, durante dos años, en Jordania. Gracias al programa de reubicación de la ONU pudo trasladarse a Nottinghamshire en diciembre de 2015 junto a su familia: su esposa Tahrir Alokla y sus dos hijos, Nour (5 años) y Omar (3 años).

Fahd Saleh junto a su esposa Tahrir Alokla y sus dos hijos, Nour y Omar

Las esperanzas puestas en Inglaterra

Ahora, en una modesta casa en Mansfield, cuenta ilusionado a la cadena británica cómo le gustaría reconstruir su vida profesional y personal en Inglaterra: "He sido un apasionado del fútbol desde que era pequeño y ahora voy a trabajar para ser el mejor entrenador de porteros del mundo". Antes de llegar, ya conocía de sobra al fútbol inglés: su equipo favorito es el Chelsea y se declara un gran admirador de Pep Guardiola.

Ya se ha hecho con las calificaciones como portero de la FIFA y obtuvo la licencia como entrenador de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) antes de salir de Jordania. Eso sí, tampoco renuncia a poder seguir como jugador y se ofrece a estar allá donde pueda ser de mayor ayuda: "Este es mi sueño, pero soy consciente de que no voy a poder hacerlo sin el apoyo de la comunidad, así que estaré donde más útil sea".

“La vida es más importante que jugar y tenía que pensar en mi familia”

Muchos de sus compañeros de equipo no corrieron la misma suerte que él: Ahmad Swedan falleció en un bombardeo en 2012 y Jihad Qassab, el último capitán de Siria, fue torturado hasta la muerte en la cárcel. 

Tras su marcha, el club se puso en contacto con él para que volviese, "pero había demasiado riesgo y tenía una familia en la que pensar. Fue muy difícil decir que no, pero la vida es más importante que jugar y tenía que pensar en mi familia”, apunta.

Admite que han sido unos afortunados por recibir la llamada de la ONU para reasentarse en la región de las East Midlands junto a otras tres familias sirias, teniendo en cuenta que hay cientos de miles de personas que arriesgan sus vidas tratando de buscar asilo y jugándose la vida.

Lucha y superación

"Quiero que mis hijos tengan un lugar seguro para aprender y prosperar. Llegar a ser algo, tener un futuro", cuenta Saleh. "Hemos venido aquí para sumar a la sociedad, no para ser una carga". A día de hoy, él y su familia están tomando clases de inglés semanales, y se ha apuntado a un curso de liderazgo en el Vision West Nottinghamshire College.

Rachael Evans, profesor particular de Saleh en la universidad, dice que trabaja muy duro para hacer frente a la barrera del idioma: "Cualquier palabra clave que desconoce, la subraya", señala. "Es una auténtica inspiración".

Lo que tiene claro es que no se va a rendir: "Soy el tipo de persona que es muy persistente y decidido. Voy a seguir adelante, no me daré por vencido fácilmente."