El verano se ha adelantado. Cuando todavía queda un mes para el comienzo de esta estación, el aumento de las temperaturas en toda la península hará que nos transportemos en el tiempo a los meses de julio o agosto.

Lo normal para el mes de mayo es que las temperaturas todavía sigan siendo agradables, con máximas en Barcelona en torno a los 22 grados y en Madrid a los 25. Sin embargo, esta costumbre dista mucho de la realidad que nos encontraremos en unos días.

Este fin de semana los termómetros superarán los 40 grados en muchos puntos peninsulares, especialmente en la zona de Andalucía y Extremadura, que durante esta época suelen rondar los 30. Desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apuntan que este repunte comenzará a notarse a partir de mañana y se prolongará hasta el domingo, superando los 35 grados en muchas zonas del centro y del sur de la península.

El aumento de temperaturas afectará a todo el continente europeo, en donde se registrarán anomalías de hasta 16 grados respecto a la fecha en la que nos encontramos. En España, el centro de la península será en donde más se note esta diferencia, acercándose a un auténtico verano en pleno mayo.

Aire cálido del Sáhara

La causa del estas altas temperaturas en pleno mes de mayo es la llegada de una masa de aire muy cálido procedente del norte de África que, sumado a la estabilidad atmosférica y a las altas presiones instaladas en la península, favorecerán el descenso de aire, que se comprime y se calienta haciendo que suban, aún más, las temperaturas.

¿Qué es una ola de calor?

La AEMET define este fenómeno como “un episodio de al menos tres días consecutivos en que, como mínimo, el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.

Existen precedentes de temperaturas que rondaron los 40 grados en el mes de mayo. Sin ir más lejos, en el año 2015, puntos de la Comunidad Valenciana y de Canarias superaron los 42 grados. Sin embargo, la Aemet apunta que este episodio podría ser el más importante de los últimos veinte años en España.