Margarita del Val lanza un aviso tras el fin de las mascarillas en interiores
La viróloga del CSIC advierte que “tendremos que ser cautos” para que el número de infectados por COVID no suba y las mascarillas no vuelvan a ser obligatorias.
Hace una semana que el uso de mascarillas en interiores dejó de ser obligatorio con algunas excepciones: centros sociosanitarios, centros de salud y transporte (tanto público como discrecional). Las medidas para contener a la COVID-19 se han ido relajando desde el comienzo del año, pero los expertos siguen llamando a la prudencia.
Con ello concuerda Margarita del Val, viróloga del CSIC. En una entrevista con El Diario de Navarra la experta señala que a partir de ahora “tendremos que ser cautos” o las mascarillas “volverán a ser obligatorias”. Por ello, cree que “hay que explicar a la gente por qué se toman las decisiones” e indica que aunque no haya mucha gente infectada no podemos dar por finalizado el virus, que “sigue ahí”.
“Eliminar las cuarentenas y quitar las mascarillas tan rápido puede hacer pensar a los personas más vulnerables que la pandemia ha terminado, pero no es así. Podrían enfermar gravemente e incluso fallecer. Por eso, hay que proteger a los que no les prende bien la vacuna (porque son mayores o siguen un tratamiento que les baja la defensa inmunitaria, como los trasplantados). Recomiendo evitar las situaciones de alto riesgo o, si no, utilizar en esos momentos la mascarilla”. señala la experta.
Desde el pasado 28 de marzo España trata la COVID-19 con más normalidad, es decir, tan solo registra los nuevos contagios que hayan derivado COVID grave y los que se hayan dado entre las personas y ámbitos vulnerables: mayores de 60 años, las embarazadas, los inmunodeprimidos y los casos entre los sanitarios y sociosanitarios.
Analizar la calidad del aire en aglomeraciones
Para evitar una nueva ola y proteger a los más débiles ante la COVID, del Val aconseja instalar medidores de CO2 que indiquen “cómo de respirado está el aire por otras personas” en lugares en los que se forme aglomeración. “ Cuando respiramos, exhalamos CO2 y aerosoles y, con ellos, el coronavirus y otros agentes infecciosos. Si se puede ventilar adecuadamente con los aparatos de aire acondicionado o abriendo puertas y ventanas, muy bien. Si no, habría que instalar filtros para esas situaciones de riesgo”, señala la viróloga.
Al ser preguntada por Austria e Irlanda, países que quitaron la mascarilla y sufrieron un aumento en los casos, del Val cree que “deberían haberse puesto límites”, ya que “el virus actual no es suave” y desde otoño “se ha llevado por delante a 15.000 personas”. Además, la viróloga advierte de otras enfermedades infecciosas que pueden transmitirse por el aire:
“Además de la COVID, hay muchas infecciones que se transmiten por el aire, por los aerosoles, como la tuberculosis, las neumonías, el virus sincitial respiratorio... Igual que ahora disponemos de un agua limpia (no la tenemos que filtrar) y sabemos que la comida de los restaurantes es higiénica, debemos lograr un aire limpio. De eso se tiene que ocupar el estado. Será un modo de evitar pandemias futuras que se transmitan por insectos o por el aire: parándolas cuando aún son epidemias.
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