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China tiene un problema con las ciudades 'fantasma'

Una quinta parte de las casas en el gigante asiático están vacías, 65 millones de viviendas desde 2017, propiedad de inversionistas y especuladores.

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China tiene un problema con las ciudades 'fantasma'

Los datos del Banco Mundial indican que el 61% de la población china vivía en ciudades en el año 2020, casi el doble que dos décadas atrás, donde más del 90% de los hogares son de inversionistas y especuladores.

El sector inmobiliario representa el 29% del PIB chino y una posible desaceleración en el sector minará las perspectivas de crecimiento de la economía china. Pero el problema real es que las 65 millones de casas vacías podrían acoger a toda la población de España, y sobrarían casas vacías.

El problema de las ciudades fantasma

El sector inmobiliario chino comenzó a despuntar a finales de la década de los ‘90 con una mayor apertura al mercado, lo que fue acogido con entusiasmo por las promotoras. Entre ellas, el actual problema con Evergrande.

La industria minera era la base de esta ciudad, donde se construyeron también un gran número de oficinas y centros comerciales con alquileres muy reducidos para incentivar el crecimiento del sector servicios y convertir la zona en un centro económico de Mongolia. Sin embargo, la crisis económica provocó también una gran caída del precio del carbón, tirando por tierra los optimistas planes gubernamentales.

La ciudad fantasma de Kangbashi tiene todo listo, a falta de población.

Pensaron que precisamente las familias mineras de Dongsheng se endeudarían y mudarían a la gran ciudad, animados por el traslado de instituciones, colegios y oficinas municipales. Pero no.

El gran riesgo del mercado financiero

El hecho de ver ciudades enteras vacías es un panorama es desolador. Ciudades nuevas y relucientes sin nadie quiera vivir allí. El problema es que los ciudadanos no consideran la expansión de las ciudades y el exceso de viviendas como un bien de primera necesidad.

La ciudad fantasma más famosa

La ciudad Kangbashi, o Ordos New Town, en la región de Mongolia Interior, ya era en 2011 era una ciudad fantasma. “El hecho de que estas casas estén vacías significa que están vendidas a inversores y compradores, pero no están ocupadas ni por los propietarios ni por los inquilinos”, explica a Business Insider Xin Sun, profesor del King's College de Londres.

Estas ciudades fantasma son un testimonio de la dependencia que tiene la economía china de los bienes raíces y de la apuesta por el sector inmobiliario como inversión “segura”, además de reflejar el enorme desajuste entre oferta y demanda.

Los datos del Banco Mundial indican que el 61% de la población de China vivía en ciudades el año pasado, en comparación con el 35,8% apenas dos décadas antes.