Aunque un vehículo que funciona con diésel es más caro a la hora de comprarlo, lo cierto es que puede resultar más barato a la larga, especialmente si se hacen muchos kilómetros al año, gracias a que consume menos y, especialmente, a que el precio de este combustible es más bajo que el de la gasolina.

Uno de los factores que explican el abaratamiento del gasóleo es la carga fiscal, pues ambos carburantes están sujetos a diferentes impuestos. El artículo 50 de la Ley 38/1992, de los Impuestos Especiales establece los tipos impositivos sobre los hidrocarburos. “El tipo de gravamen aplicable se formará mediante la suma del tipo general y del tipo especial”, explica la norma, con lo que las tarifas quedan de la siguiente forma:

- La gasolina con plomo está sujeta a un tipo general de 433,79 euros y a un tipo especial de 72 euros.

- La gasolina sin plomo está sujeta a un tipo general de 431,92 euros por 1.000 litros y a un tipo especial de 72 euros por 1.000 litros.

- El gasóleo para uso general (gasóleo A) está sujeto a un tipo general de 307 euros por 1.000 litros y a un tipo especial de 72 euros por 1.000 litros.

Si el resultado de la suma entre el tipo general y especial, que nos dará una cantidad por cada mil litros, la dividimos entre mil, el resultado que se nos dará es un precio fijo por litro. Así, cuando el consumidor reposta paga, de precio final, 50 céntimos por cada litro de ambos tipos de gasolina y 38 céntimos por cada litro de diésel. No obstante, el precio final de los dos carburantes también se ve afectado por la aplicación del tipo general del IVA, 21% en España, y del tramo autonómico, que varía en función de cada comunidad. 

¿Qué combustible contamina menos?

Hace unos años era fácil encontrar ofertas para adquirir un coche diésel más barato, ya que las compañías bajaban los precios ante la dificultad de vender los vehículos que funcionan con este combustible porque se pensaba que contaminaba más. Sin embargo, ha quedado demostrado que los motores de diésel más recientes, gracias a sus innovaciones, resultan menos contaminantes que los de gasolina. De hecho, en la actualidad, contaminan un 90% menos que hace 15 años.

Silvia Lavado, profesora de motores de combustión en la Universidad Europea, explica en El País que en los motores de gasolina hay defecto de aire, “lo que resulta en más hidrocarburos inquemados y CO, malos para la capa de ozono y el efecto invernadero”, mientras que en los que funcionan diésel “hay exceso de aire, oxidándose el nitrógeno y generando más partículas sólidas”. “Ambas emisiones son carcinógenas y, por tanto, peores para la salud humana”, asegura. Sin embargo, los motores de automoción no emiten directamente a la atmósfera, sino que vienen equipados con dispositivos que reducen estos efectos indeseados.

Por otra parte, al presentar un menor gasto de combustible, los motores que funcionan con gasóleo emiten menos CO₂ a la atmósfera. Este consumo ha mejorado gracias a la mayor eficiencia de estos, “pero también por el uso de materiales más ligeros en los vehículos, que ahorran energía, y por la incorporación de mejores sistemas periféricos y de ayuda a la conducción”, añade Lavado.