CORONAVIRUS

Muere con 47 años por COVID tras rechazar la vacuna por miedo a los efectos secundarios

Una de sus hijas contrajo la enfermedad y después fue ella quien la desarrolló. Tras el contagio, sufrió un coágulo de sangre que acabó con su vida.

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Muere con 47 años por COVID tras rechazar la vacuna por miedo a los efectos secundarios
SEBASTIEN BOZON AFP

Después de casi un año de investigación constante para tratar de dar con una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, finalmente estas llegaron a finales del año 2020. La administración del suero contra la COVID ha ayudado a tener algo más controlada la pandemia, relajar algunas restricciones y, sobre todo, reducir el número de muertes por la enfermedad, más comunes entre los pacientes de riesgo.

No obstante, siempre hay casos en los que una persona decida no ponerse la vacuna: bien por rechazo a ellas o bien por miedo a sufrir una posible reacción. Este último motivo es el que llevó a Fernanda Vega, mujer de 47 años de Arizona (Estados Unidos), a rechazar la vacuna. Tras el contagio de su hija, ella también se infectó y finalmente ha fallecido. Tenía cuatro hijos a su cargo, junto con su marido Ismael Vega.

Una vez contagiada, desarrolló un coágulo de sangre en los pulmones y acabó falleciendo el pasado 13 de julio. Fue su marido quien desveló que no se había vacunado por el miedo a sufrir un posible efecto secundario que fuera grave. Él, como ha confirmado a News.com, sí se vacunará. Actualmente se está recuperando de una neumonía, provocada precisamente por la COVID. "De repente llega y un año después hay una vacuna. No conocíamos los efectos secundarios que podía tener", afirma.

Brote en el domicilio

Todo empezó con el caso positivo de una de las hijas del matrimonio. De ahí, ambos progenitores y uno de los hermanos también enfermaron. En un principio la mujer se encontraba bien, pero pronto fue yendo a peor de forma rápida y fue trasladada a un hospital de la zona. Una vez allí, los médicos le descubrieron un coágulo de sangre en uno de sus pulmones, que desencadenó su muerte una hora después.

"Todo o que hice fue simplemente tomar su mano, masajear su cabello, decirle cuánto la extrañaba. Pero vi paz. No vi más dolor. El dolor era solo que ella se había ido", explica el marido, que esta vez no duda en que finalmente recibirá la vacuna. "Ahora voy a ponerme la vacuna. Sí, no te cubrirá al 100 por ciento. Pero lo que experimenté, no quiero que nadie más pase por ello".