Los nuevos confinamientos en Galicia y Cataluña han sorprendido a muchas personas tanto dentro como fuera de las comarcas que deben cumplir las nuevas cuarentenas. Las restricciones para cada caso varían dependiendo de las decisiones de cada comunidad autónoma, que en la nueva normalidad son las encargadas de manejar los rebrotes.

En el caso de A Mariña, la comarca en Lugo donde el nuevo confinamiento comenzó el lunes a la medianoche, se pueden entrar o salir de la comarca con causa justificada, como la laboral, o motivos de fuerza mayor. También se puede regresar a las residencias. En total, las 70.000 personas que viven en las localidades de Ribadeo, Foz, Burela y Viveiro deben cumplir con la cuarentena.

En la comarca de Segrià, en Lleida, donde viven cerca de 210.000 personas, a partir del 4 de julio las entradas y salidas están restringidas. Cerca de 25 controles policiales se encargan de garantizar que el confinamiento se cumpla. En caso de que no se haga, las multas pueden oscilar entre los 100 y los 600 euros.

En el caso de Segrià, las autoridades afirmaron que después de las cuatro de la tarde del sábado pasado, cuando comenzó el nuevo confinamiento, las personas que tengan su residencia en Lleida o en alguno de los 37 municipios de la comarca pueden regresar a sus casas en cualquier momento siempre y cuando puedan demostrar su vecindad.

Sin embargo, una vez dentro de la comarca, las personas ya no podrán salir de nuevo, a menos que sea por motivos laborales, servicios básicos o “causas de fuerza mayor”. No obstante, cuando se informó del nuevo confinamiento, muchas personas que habían abandonado la comarca optaron por regresar a sus casas para cumplir el confinamiento desde la misma tarde del sábado.

Autovías abiertas

A pesar de la cuarentena en Segrià, cualquier vehículo puede transitar por las autovías que pasen por la comarca, siempre y cuando se trate de una movilidad de origen y destino fuera de la zona confinada.

Tras la caída del estado de alarma, el pasado 21 de junio, el Gobierno central ya no se encarga de manejar los rebrotes, sino que son las comunidades autónomas las que pueden hacerlo, aunque sólo en espacios específicos, como edificios (como en Santander, en el hotel en Tenerife, en un centro de acogida en Málaga, etc.) o en zonas territoriales (como las comarcas mencionadas).