España está muy conectada culturalmente con Nîmes, pero la Vuelta nunca había visitado esta ciudad francesa, que sí ha recibido en 17 ocasiones al pelotón del Tour. Entre las victorias de Louis Trousselier en 1905 y de Alexander Kristoff en 2014, hay un vencedor español: Aitor González, en 2004. Curiosamente, un ciclista que se había coronado en la Vuelta dos años antes.

“Ya tengo todos los cromos”, dijo Aitor González tras conquistar aquella 14ª etapa del Tour de Francia, con lo que lograba inscribir su nombre en el selecto club de corredores que han ganado en las tres grandes rondas: un total de 87 ciclistas de todos los tiempos, 14 de ellos españoles. Hubo una segunda razón que hizo ‘especial’ aquel 18 de julio: el triunfo 100 del ciclismo español en el Tour. Sin embargo, a Aitor no le ilusionó demasiado el dato: “Es especial porque la he ganado yo. No sabía si era la 100, la 50 o la cero. Es bonita porque es mía”.

Por la mañana, su entonces novia María José había bromeado con él después de sacarse una fotografía en el podio: “Mira, yo ya tengo la mía, pero tú aún no”. Aquello le espoleó para meterse en una escapada de diez corredores que culminó victorioso. Al cruzar la meta se besó una cadena, donde tenía colgados una cruz que le regaló su madre (Emilia) y un anillo de su pareja.

Aitor González dejó el ciclismo tras la temporada 2005, después de que el TAS ratificara una sanción por un positivo con anabolizantes, que él atribuyó al complejo vitamínico ‘Animal Pack’. Desde entonces, cada noticia que ha llegado de Aitor ha sido más preocupante que la anterior: hasta cuatro detenciones por agresión, conducción con sustancias estimulantes, estafa y robo.