Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

La Vuelta a España 2017 no es más de lo mismo

Richie Porte, uno de los nombres importantes del pelotón, ha inaugurado el World Tour con la victoria en el Down Under, más dos etapas. Al fin tiene su perseguido triunfo en la carrera de su país, tras dos años en la segunda posición. Porte es un buen corredor, un peldaño por debajo de los grandes. No tan lejos. El día que deje de sufrir caídas, averías o descuidos quizá pueda salvar ese escalón. ¿Y si fuera este año? En 2016 le vimos bien arriba en el Tour.

La temporada 2017 ya está en marcha. Y Porte es uno de los muchos ciclistas con sueños renovados. Como también Caleb Ewan, la última sensación del sprint. Este lunes comienza la Vuelta a San Juan, que toma el sitio en el calendario argentino del Tour de San Luis. Vincenzo Nibali, Rui Costa, Bauke Mollema, Fernando Gaviria o Tom Boonen activarán su contador.

Porte

El pelotón ya rueda, aunque en los últimos años, desde 2011, el pistoletazo de salida en enero no lo da una competición, sino la presentación de la Vuelta a España, que se convierte en una especie de ‘fiesta’ de principio de temporada. Una ‘fiesta’ paradójicamente con pocos ciclistas, eso sí, porque en esas jornadas se encuentran inmersos en las concentraciones de sus equipos.

Ya hace once días de la celebración del acto, pero no me gustaría dejar pasar más para dar mi opinión sobre el trazado en este blog. He leído y he escuchado, incluso a corredores, que la Vuelta a España 2017 es “más de lo mismo”. Quizá tenían el discurso preparado a priori, porque a mí no me lo parece. Echemos un vistazo.

Guillen

Es cierto que acumula muchos ingredientes típicos de la carrera: llegadas en alto (nueve), metas inéditas (Los Machucos, la Ermita de Santa Lucía…), pendientes imposibles (Xorret de Catí, Angliru, los propios Machucos…), jornadas muy cortas (Sierra Nevada, Angliru…), una única crono individual (Logroño)… Pero, al contrario que otros años, no hay ni una sola llegada unipuerto. Ni una sola. Todos los finales en alto vienen precedidos de otras dificultades, más o menos duras. Además, la montaña no se reduce únicamente a estas nueve jornadas, porque hay etapas con metas situadas tras un descenso (Andorra, Alhama, Antequera…) y también variedad de media montaña (Sagunt, Cuenca, Gijón…). A todo esto hay que añadir que la contrarreloj es más larga que en otras ocasiones: 42 kilómetros.

A alguien le podrá parecer que falta un etapón de montaña (al estilo del Aubisque en 2016), una segunda contrarreloj o mayor kilometraje en ciertas jornadas; pero, aun así, esta Vuelta ofrece muchas más alternativas que en años precedentes. Otra cosa será que los ciclistas sepan o quieran aprovecharlas. El año pasado tuvimos los dos ejemplos extremos: la vengonzosa huelga de Urdax y la frenética cabalgada de Formigal. De sus piernas depende el espectáculo.


3 Comentarios

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H.C.

A mí a priori me gusta mucho más que las de los últimos años. Pero hecho de menos más etapas para los sprinters.

01/23/2017 03:58:12 PM

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olith antonio ardila

Me gusta mucho este blog. Lo disfruto leyendo. Felicitaciones a Juan por sus estupendas crónicas y análisis. Un saludo desde Colombia.

01/24/2017 04:27:00 AM

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