Valladolid
Diego Ventura, en hombros
El rejoneador Diego Ventura cortó tres orejas y protagonizó lo mejor de un festejo condicionado por una mala corrida de la Casa Capea.
Diego Ventura abrió la Puerta Grande en la tercera corrida de la feria de San Lorenzo tras cortar tres orejas. El jinete hizo lo más destacado de la tarde con el mejor toro de la corrida de los hierros de la familia Capea, el cuarto. Este, y el quinto fueron los únicos potables de un encierro que en conjunto careció de fondo. Ponce pudo torear a gusto al quinto, el más noble y toreable de su lote, mientras que Perera no tuvo suerte con el lote y bailó con la más fea.
Ventura sí encontró respuesta del segundo de su lote, un toro de Carmen Lorenzo con presencia y mucha calidad que respondió con buen tranco y fijeza durante toda la faena. Tras dejar un sólo rejón a lomos de 'Demonio', lo mejor llegó con 'Chalana', con el que lo llevó incansable cosido a las cabalgadura y realizándole cambios por los adentros de mucha transmisión y lo citó de largo en banderillas, el toro colaboró siempre incansable. Con 'Morante' dejó pares muy cadenciosos sin olvidar su tradicional 'mordisco'. A lomos de 'Remate' dejó un carrusel de cortas al violín y un rejón de muerte entero y cortó las dos orejas. El toro fue ovacionado al arrastre.
Al primero, Diego Ventura le puso dos rejones de castigo a lomos de 'Cigarrera'. El jinete tuvo que exponer mucho y tirar de recursos con el primero de la tarde, un toro de San Pelayo que se quedó parado pronto. Quizá los dos rejones de castigo fueron demasiado para el astado. Ventura después de poner dos pares con 'Milagro', se ajustó con el toro sobre todo a lomos de 'Cheke', con el que realizó lo más lucido, adornándose en ajustadísimas piruetas en la cara del toro y colocando un carrusel de cortas. Finalizó con 'Remate', con el que también se adornó de cara al tendido para darle emoción a la faena y cortó una oreja tras dejar un certero rejón de muerte.
Enrique Ponce pudo cortar una oreja del segundo de la tarde, un toro que manseó desde su salida y que después de protagonizar una lidia muy desordenada en la que los subalternos no estuvieron tampoco atinados, se dejó hacer faena, por su nobleza, en tablas. Ponce lo tuvo que sujetar constantemente dejándole la muleta en la cara y paralelo a tablas para que el toro no buscase refugio. Faena más tesonera que lucida que el público no recompensó tras la estocada entera. Fue ovacionado. Enrique Ponce realizó una faena de más a menos a un noble toro de Carmen Lorenzo que también respondió aunque sin terminar de humillar en la muleta del valenciano. Ponce estuvo a gusto y toreó a placer sobre todo por el pitón derecho en las primeras tandas, encajado y vertical. Cuando cambió de mano, la faena perdió intensidad y tras una estocada defectuosa escuchó palmas.
Miguel Angel Perera tuvo que abreviar ante la imposibilidad de hacerle faena al tercero de la tarde. El de Carmen Lorenzo pudo lastimarse una mano en el caballo y una caída en los primeros compases de la faena lo mermaron completamente. Lo mató de estocada entera y vio silenciada su labor. Tampoco tuvo fortuna Perera con el que cerró plaza. El sexto de Carmen Lorenzo fue un toro que debido a su escaso fondo y fuerza resultó incluso peligroso en la muleta, puesto que embestía defendiéndose y echando la cara arriba. No ayudó en la suerte suprema y el extremeño pinchó varias veces. Fue silenciado.