As de Espadas

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torero con estoque

VALENCIA

Talavante, angustia y puerta grande

Talavante firmó lo más destacable de la tarde frente al sexto, un toro de Victoriano del Río que resultó bueno por su nobleza y acometividad.

Alejandro Talavante cortó dos orejas y salió en hombros del mano a mano con Morante de la Puebla celebrado esta tarde en Valencia. Talavante firmó lo más destacado de la tarde con el sexto, un toro de Victoriano del Río que sin ser de nota, sobresalió porque tuvo la movilidad que no tuvieron los demás, ni los de Juan Pedro Domecq ni los de Victoriano del Río. Morante cortó una oreja del quinto, con el que consiguió momentos de gran belleza.

Talavante firmó lo más destacable de la tarde frente al sexto, un toro de Victoriano del Río que resultó bueno por su nobleza y acometividad. Talavante le planteó faena en los medios: tras el tanteo, una serie al natural y otra sobre el derecho, despaciosísimas. Volvió al izquierdo, a seguir toreando con temple en muletazos larguísimos, enganchados muy adelante. En el epílogo de la faena, el toro le golpeó y le hizo caer al suelo. Le tuvo a merced pero no le hirió, aunque sí lo pisoteó. Dolorido, el torero volvió al ruedo para poner fin a su labor. Estocada y descabello, tras los cuales cortó una oreja, la que le abrió la Puerta Grande.

Antes, Alejandro saludó con gusto a la verónica al segundo, un toro de Victoriano del Río que hizo cundir el desorden en banderillas por su comportamiento reservón. Talavante le vio virtudes y lo sacó a los medios con ayudados por alto, para firmar después dos tandas que tuvieron naturales largos, ligados y lentos. Tras una tanda por el derecho, el toro le golpeo con los cuartos traseros y le tiró al suelo, pero no hizo por él. Por ese lado, el derecho, el toro tiraba gañafones. Cerró por manoletinas y cortó una oreja.

El cuarto, de Victoriano del Río, descabalgó al picador haciéndolo salir despedido. No fue por la fuerza, que no la tuvo de sobra. Aún así, Talavante brindó al público y porfió con un toro falto de fuerzas y escaso de raza, con el que logró algunos muletazos de buen gusto. Se demoró con el verduguillo.

Morante cortó una oreja del quinto. Un castaño bonito de hechuras de Juan Pedro Domecq que tuvo clase y un fondo de mansedumbre que Morante supo convertir en posibilidad. Cuando la gente estaba empezando a desconectar del trasteo, que hasta el momento había sido probatura, el sevillano hiló una serie sobre el derecho acogida con olés que sonaron rotundos y que habían esperado mucho. Belleza y temple. Esas fueron las virtudes de la faena de Morante, que siguió toreando con el sabor que le es propio, hasta que el toro se fue a tablas. Cobró una estocada entera y cortó una oreja.

Morante de la Puebla sorteó en primer lugar un toro de Juan Pedro Domecq parado de salida. Hubo que llegarle mucho en banderillas y en la muleta se negó a embestir a pesar de los intentos del torero, que optó por abreviar. Tampoco hubo historia en el tercero, un 'juampedro' bonito de hechuras que le admitió un bonito recibo a la verónica. Salió del caballo muy parado y fue imposible en la muleta. Morante no se fue por las ramas, aunque no acertó a la primera.

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