Rubén Pinar ha dado una vuelta al ruedo tras pasaportar al primer toro de la Feria de Jesús del Gran Poder de Quito, astado con el que ha confirmado la alternativa en Iñaquito el torero albaceteño, que después de una faena entonada y muy consistente perdió mayor premio por sus fallos con el acero. Fandi y Albán por su parte apenas tuvieron opciones con un deslucido encierro de Trinidad.

Sorteó el manchego un buen toro de Trinidad, noble y con son, sobre todo por el pitón derecho, al que entendió a la perfección y después de lucirse con el capote, edificar una labor sólida en la que condujo con despaciosidad la acometida del ejemplar de origen Domingo Hernández. Por el pitón izquierdo tuvo el toro menos recorrido y después de unos circulares invertidos, dos pinchazos escamotearon el trofeo.

El resto del festejo estuvo condicionado por el deslucido juego de los toros de Trinidad, que enlotó reses de muy desigual tipología y hasta tres ejemplares complicados o peligrosos. El albaceteño sorteó un sexto toro exigente al que se sobrepuso con inteligencia, no dejándole pensar y dejando la muleta puesta para dotar al trasteo de ligazón. El segundo tuvo poca fuerza y escasa emoción en su embestida y Guillermo Albán, que pudo voluntad y disposición en todo momento, no pudo lograr que la faena cobrara consistencia e interesase al tendido.

El cuarto fue un colorado deslucido y molesto que tampoco le permitió brillar. Fandi por su parte anduvo vistoso con el primero, que se puso a la defensiva ya en banderillas y se rajó muy pronto y sorteó con decoro al quinto, un ejemplar que se orientó rápido con el que alcanzó las mayores ovaciones en un quite por navarras y un poderoso y emotivo tercio de banderillas que puso a la gente en pie. Luego el toro se quedó debajo muy pronto y no permitió que la faena despegase.