As de Espadas

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torero con estoque

FERÍA DEL PILAR | NOVENA DE FERIA

Joselillo se reivindica en una deslucida corrida de Dolores Aguirre

Viernes de dolores en la penúltima corrida de la feria maña. Los toros de Dolores Aguirre fueron un catálogo de mansedumbre. El lote de Joselillo, que fue y vino, lo hizo gracias a la mente clara de este torero.

MUNDOTORO

El matador de toros José Miguel Pérez Joselillo ha saludado dos ovaciones en el noveno festejo de la Feria de El Pilar de Zaragoza, un espectáculo marcado por el manso y deslucido comportamiento de los toros de Dolores Aguirre. Corrida desigual de presencia y tipos pero muy homogénea en su muestrario de mansedumbre. Se rebotaron huyendo del peto, huyeron de captes, arrollaron en los primeros tercios y fueron descastados en la muleta. El diestro vallisoletano tuvo en suerte al lote más manejable. Más que embestir, los toros fueron y vinieron, algo que fue aprovechado con inteligencia por el torero. Fernando Robleño y Paul Abadía Serranito, no tuvieron opciones.

Joselillo extrajo alguna serie estimable al tercero, uno de los toros finos del encierro, que manseó mucho en los primeros tercios y cuya mayor virtud fue la obediencia en los cites y la fijeza que no habían tenido primero y segundo . El diestro vallisoletano lo entendió bien, y le dio sitio , siempre dejándolo ir y venir sin obligarlo, en una faena de buena disposición. El sexto, untoro más fuerte y lleno,el más manejable del festejo, fue muy bien picado por Pedro Iturralde. A alguno pudo parecerle mejor toro pues se venía en la distancia, pero sólo era ir y venir. En corto no tenía un pase y, además, había que acertar en el terreno, porque en el tercio de toriles desarrollaba peor. Sin obligar, firme, Joselillo se impuso en una labor de mérito logrando series estimables. Su fallo a espadas le privó de haber obtenido mayor reconocimiento.

Fernando Robleño supo buscar bien las vueltas al cuarto, otro astado manso que embistió con emoción en la inercia de los primeros muletazos. El madrileño lo sometió tirando muy bien de su embestida, pero pronto el animal se vino a menos. Su fallo con la espada le privó de pasear un trofeo. Antes Fernando Robleño pasaportó con dignidad al manso primero, un astado reservón que terminó echándose. Paul Abadía Serranito anduvo voluntarioso con el peligroso segundo, que embistió a oleadas y con malas intenciones, haciend oun esfuerzo por uno y otro pintón. El torero maño solo pudo justificarse con el peor lote de una mala corrida. No pudo resarcirse en el quinto, un astado que fue castigado en el caballo y que llegó absolutamente parado al último tercio. No tuvo un pase.

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