En Estados Unidos el consumo de antidepresivos está muy extendido. Más de 15 millones de personas han incorporado estos fármacos a su dieta en los últimos cinco años, el doble que en 2010 y el triple que en el año 2000. Ante semejante avalancha, los psiquiatras y psicólogos han tratado de buscar soluciones por el peligro de una nueva adicción masiva. Entonces es cuando el yoga ha surgido como una receta brillante para escapar de la ansiedad y otros problemas similares.

«Como en otras consultas psiquiátricas, en la mía hay un sofá y una mesa para el diálogo, pero a veces sentarse en cojines de meditación ofrece una dimensión física de estar conectado a tierra y relajado. Casi inequívocamente, los pacientes se sienten mejor con 60 segundos de respiración. Eso es más rápido que Xanax, y yo diría que es más sostenible», escribía recientemente Gregory Scott Brown, profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas.

La ciencia ha comenzado a dar la razón a quienes recomiendan las sesiones de yoga ante situaciones de estrés. Un estudio del departamento de psiquiatría de la Universidad de Boston para pacientes tratados por depresión reveló que la mejora en los síntomas psicológicos está correlacionada con la práctica acumulativa de yoga. En una investigación se situaron un grupo con una alta dosis de consumo de antidepresivos y otro con una baja dosis. Ambos redujeron los síntomas de depresión y ansiedad y aumentaron los sentimientos de optimismo después de 12 semanas practicando yoga. Es más, a medida que acumularon sesiones también mejoraron sus condiciones mentales y físicas.

Otro estudio de la Universidad George Washington en colaboración con el hospital Butler señaló que las personas que con desórdenes psicológicos como el trastorno bipolar o la ciclotimia mejoraron su estado simplemente con sesiones 'on line' de yoga de 30 minutos. En la India, un novedoso tratamiento para niños con trastorno con déficit de atención ha demostrado un potencial esperanzador

Los beneficios del prana yoga

Aunque hay diferentes tipos de yoga, algunos de ellos tienen efectos positivos concretos. Por ejemplo, con el prana yoga se aprende a respirar y mejora el sistema parasimpático nervioso, aumentan los neurotransmisores inhibidores, se reduce el nivel de cortisol (que indica el nivel de estrés) y mejora las conexiones del cerebro gracias al estado de relajación. Otras variedades favorecen la salud cardiovascular o la mental gracias a sus fases de ejercicio y meditación.

Ante las evidencias, psiquiatras como Gregory Scott Brown han sumado a más colegas de profesión para recomendar el yoga junto a la asistencia a terapias. Quieren reducir el consumo de fármacos. «Al principio, las medicinas ayudan mucho a las personas; sin embargo, el cerebro funciona básicamente con retroalimentación constante. Uno de los problemas con las medicinas para la depresión es que el cerebro nota una abundancia de un neurotransmisor y decide dejar de producirlo naturalmente. Tarde o temprano, esa medicina no funciona más. Considero que algunas personas, probablemente sí necesiten medicamentos, pero la mayoría podría al menos reducir la cantidad de medicinas utilizando métodos de meditación», sostiene en sus conferencias Stephen Parker, catedrático en la facultad de Psiquiatría en la Universidad de Minneapolis.