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SEVILLA

El triunfo de la genética: un portento físico llamado Diego Carlos

El defensa del Sevilla es un claro ejemplo de deportista que no necesita estar a todas horas en el gimnasio para tener un cuerpo definido y que la genética juega un papel importante en la ecuación.

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Diego Carlos Santos Silva (26) se ha convertido en una de las sensaciones de lo que va de curso futbolístico. Procedente del Nantes francés, el central brasileño ha sido una de las apuestas de Monchi para apuntalar la defensa del Sevilla y a estas alturas de temporada se ha ganado la confianza de Lopetegui, con quien coincidió en su etapa en el Oporto, y el cariño del sevillismo a base de buenas actuaciones.

Pero si algo ha sorprendido inlcuso por encima de sus cualidades técnicas y rendimiento es su portentoso físico. El defensa brasileño es una roca de 1,84 metros y 79 kilos de puro músculo que, a diferencia de lo que se podía pensar no es muy dado a pasar mucho tiempo en el gimnasio levantando pesas.

"Al gimnasio voy solamente a hacer estiramientos y ejercicios principalmente funcionales. Nada de máquinas. Algunos compañeros sí que hacen más trabajo específico con las pesas, pero yo me dedico a hacer mi trabajo y luego me voy”, asegura el futbolista, que atribuye su imponente consititución a la configuración que venía de fábrica.

Es genética, natural. Cuando era pequeño me gustaba jugar al fútbol contra personas mayores que yo, quizá influyó. Como he dicho, no me gustan la máquinas del gimnasio, la verdad. Y cuando estoy en los entrenamientos e incluso en los partidos pongo mucha atención en no hacer daño a los compañeros”, añade, aunque obviamente su condición de deportista de élite y los entrenamientos propios del deporte que practica juegan un importante papel en la ecuación.

Biotipo o tipo somático

Pero al defensa brasileño no le falta razón. A nivel morfológico estamos determinados por la genética y lo único que podemos módificar son los hábitos. Que no es poco. No podremos cambiar nuestra estructura ósea, pero con una dieta y un programa de ejercicio específico en función de la constitución de cada uno podemos mejorar aspectos como el índice de grasa o el tono muscular.

En este sentido, existen tres tipos somáticos, es decir, forma física que tiene el cuerpo de un ser humano y que influye notoriamente en cuestiones como el metabolismo, la ganacia de peso o el desarrollo muscular:

  • Ectomorfo: este somatipo se caracteriza por la delgadez, la dificultad para acumular grasa pero también para desarrollar la musculatura. Los ectoformos tienen una apariencia más frágil con extremidades largas y hombros más estrechos y suelen tener un metabolismo acelerado.
  • Endomorfo: este biotipo tiene tendencia al sobrepeso y a la acumulación de grasa con poco tono muscular. Su metabolismo es lento por lo que hay que cuidar la alimentación. Eso sí, el endomorfo puede ganar fuerza y desarrollar la musculatura con cierta facilidad.
  • Mesomorfo: podría considerarse una mezcla de los dos anteriores y es sin duda el biotipo más atlético. Los mesoforfos tienen un buen tono muscular, facilidad para ganar musculatura y un metabolismo regular. No hace falta que sigan dietas estrictas ya que con una buena alimentación bajan o mantienen su nivel de grasa corporal.