Deporte y Vida

PSICOLOGÍA

Joseba del Carmen: "el éxito está en uno mismo"

El coach de deportistas de élite como Jon Rahm, ex artificiero de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, nos cuenta cómo se gestionan las emociones, desde niños a padres o, por qué no, políticos.

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Joseba del Carmen
as.com

Joseba del Carmen parece que ha tenido varias vidas, desde desactivador de explosivos, profesional del deporte, entrenador y actualmente podríamos definirle como un gestor de emociones, un coach de deportistas de élite. Acaba de publicar el libro "El éxito es un juego" y charlamos con él para Deporte y Vida para saber cómo se trabajan esas emociones, cómo fortalecer a los niños, y queremos saber cómo se vive la presión del deporte al máximo nivel.

¿Necesitamos cada vez más alguien que nos vea desde fuera y nos diga que lo estamos haciendo bien?

Sí que necesitamos a los demás, pero no es el hecho de que nos digan si lo hacemos bien o mal; el tema del exterior viene a través de la ley del espejo, que nos vemos mucho reflejados en los demás, lo que ellos nos dan, cómo nos ven… Necesitamos espejos para ver lo que sentimos ante lo que nos dicen. Una vez que lo entiendo, busco en mí qué significa, lo que yo siento y está ahí la importancia de los espejos exteriores, ya sea indirecta, como puede ser la familia, o directa, trabajar con un coach con mucha neutralidad.

¿Es el deportista de élite más frágil ahora?

Lo primero que me sale es que sí, pero el ser frágil reconoce dos aspectos: que se conoce, que acepta esa fragilidad interna que le hace ser tan tan fuerte, porque siente ante cada circunstancia, reconoce las emociones; pero, a la vez, se vuelve muy fuerte, la fortaleza nace de esa aceptación de ser frágil y fuerte a la vez.

Ricky Rubio ha declarado que cuanto más trabaja, más suerte tiene, ¿coincide con él?

Sí, por supuesto que sí, claramente. Sólo hay que ver si es trabajar en intensidad, en horas, persiguiendo su pasión para cumplir su sueño… tiene un gran valor el hecho de que cuanto más se trabaja más suerte se tiene. Al final tiene que ir alineado con tu pasión y la lógica, para qué compito, qué quiero. Cuanto más trabajo, más suerte tengo, y, sobre todo en el presente.

¿Hay que tener más sangre fría para meter la última bola como hizo Rahm, ¿o aún recuerda momentos difíciles como artificiero?

Al final, la comparación cada uno lo vive de una forma diferente. Seguro que la misma presión que yo tenía cuando me acercaba a un artefacto es la misma presión que él siente cuando va a patear, la misma tensión. Él está acostumbrado a hacer una cosa y yo otra. No hay más tensión, es la misma. Sobre todo con las expectativas que tenemos cada uno. No es ni más ni menos, es la misma presión.

¿Cómo se hace el salto, desde los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, a convencer a otras personas que se puede cambiar y ser mejor?

El estar en las fuerzas de seguridad del estado fue una etapa en mi vida, es un aprendizaje; ser desactivador es un punto más de aprendizaje de todo lo que estaba en mi interior. Mi vida ha sido el deporte, la empresa, ser desactivador… todo ha ido para acompañar a los deportistas, para que puedan reconocerse y puedan saber qué pueden hacer. Les aporto experiencia, acompañar. Convencer no, porque mi trabajo no es convencer a nadie, mi trabajo no es ese, al final uno se convencen de lo que quiere.

¿Es más difícil un vestuario, una gestión emocional grupal, o una persona que se siente en un agujero negro?

Son situaciones totalmente diferentes. La gestión de un grupo requiere habilidades sociales, mucha observación, mucha detección de pequeños detalles que hace que un grupo se movilice hacia un lado o hacia otro sin una anticipación. Cuando vas detectando a las personas, cómo se unen en sistemas, es cuando puedes ver cómo va a ir a corto plazo, si es que el líder de ese grupo requiere. Al final el equipo es un sistema vivo que hay que dejarlo que se mueva.

Cuando una persona está en un agujero negro lo más importante es acompañarla, darle la confianza para que pueda apoyarse en su entorno para que pueda salir adelante. No podemos tirar de alguien que esté en un agujero negro. Hay que ayudarle a que viva el proceso y lo entienda, que se apoye, no tirar de él.

¿Hay una receta para el éxito?

Sí, y la tiene cada uno de nosotros. El único tema es que cada uno tiene que buscar y buscar. Es personal y única, nadie te puede decir que la receta de una persona vale para otra; el éxito a nivel interno está definido por cada uno y a nivel externo está definido por la comunidad. Y está claro que la comunidad, el éxito social, viene por movimientos y creencias sociales, y hay que cambiar eso para que se movilice cada uno hacia el exterior.

¿Por qué nos cuesta tanto desprendernos de nuestros prejuicios?

Los prejuicios son creencias, condicionantes, que uno quiera cumplirlos sí o sí, y nos cuestan tanto porque nos han valido para llegar a donde estamos, y claro, pensamos y sentimos que somos lo que pensamos, lo que hacemos, y en el fondo no, sólo es un pensamiento y lo podemos cambiar en cualquier momento. No, tú decides no cambiar, siempre hay elección para poder cambiar. Si no quieres cambiar es porque algo te está aportando. Se puede avanzar creando creencias nuevas. Igual que los niños y el crecimiento del pie. Un niño va cambiando de zapato. Yo no estoy con el número 40, calzo un 47, si estuviera con ese número, estaría sufriendo. Es lo que hace nuestra conciencia, sufrir; porque tiene estructuras que le hacen aprisionarse; si le doy espacio a mi conciencia, se libera, crece, es el mejor ejemplo de este tema.

Si le dieran el listado completo de deportistas de élite, ¿a quién le gustaría entrenar?

Tengo que decirte que tengo la suerte que estoy con grandes deportistas, Jon Rahm es uno de ellos. Siempre me ha gustado estar con la gente que quiere cambiar. Yo me he visto en muchas situaciones que no sabía cómo cambiar. Y cuando he visto que hay gente que tiene un deseo de cambio, ese es el deportista con quien quiero trabajar.

Y de un ámbito diferente, ¿se imagina siendo coach de un político?

Bueno, trabajo con la empresa… alguna vez me lo he imaginado, pero no sé… no se ha acercado ninguno a mi. Si llega el caso, me gustaría, porque la política requiere refresco, cambio de estructura,

¿Necesitan los niños estos libros, los pre adolescentes, para sacar lo mejor de sí y darse cuenta que el éxito está en cada uno?

Sí, por algún lado se puede empezar. El tema está en que eduquemos a los niños y adolescentes en que el éxito está en cada uno, será una herramienta de oro.

¿Debemos trabajar más la autoestima los padres, cómo hacerlo sin caer en el error de decir 'eres el mejor todo el rato'?

Los hijos son los mejores, otra cosa es como lo hagan hoy. Siempre digo que soy el mejor, hoy lo he hecho lo mejor que he podido. Hay que diferenciar entre hacer y ser. Qué es antes, ser o hacer. Si me baso en los resultados, primero hago y luego soy. Lo más importante es hacer cosas, aunque hoy no te salgan, siempre hay que probar. Siempre seremos los mejores, hoy igual no, pero otro día seré mejor. Los padres deberían trabajar la autoestima ellos mismos, para trasladar eso de forma inconsciente a los hijos. Es más importante lo que no les decimos a los hijos, que los que les decimos.

¿Dónde aprende más, con las declaraciones de entrenadores que han perdido una final, o con los discursos de los ganadores?

Aprendo mucho de cómo son las personas en ambos casos, pero habitualmente se pierden más veces de las que se gana porque solo gana uno, por lo que escucho más veces a quien pierde que a quien gana .Cuando trabajo desde el ganar, no estamos muy habituados a trabajar desde ese punto, es diferente, la verdad.