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Hallan un nuevo modo de combatir el tumor cerebral más común y letal de todos

Un equipo del CIMUS de Santiago de Compostela crea unas nanopartículas que penetran el glioblastoma multiforme (GBM) y transportan fármacos al interior de las células malignas.

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as.com

En la actualidad, el tratamiento del glioblastoma multiforme (GBM), el tumor cerebral más común y letal, se basa principalmente en la cirugía de extirpación, pero logra una supervivencia media de algo más de 14 meses y es menor del 5 por ciento a los cinco años. Una situación que podría mejorar gracias al trabajo desarrollado por el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.

Y es que, el equipo liderado por el investigador Marcos García Fuentes, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III y la Universidad de Nottingham, ha logrado desarrollar nanopartículas capaces de transportar fármacos genéticos al interior de las células cancerígenas. La técnica, que comprende el uso de nuevos nanomateriales, denominados polifosfacenos, como vehículos capaces de mejorar el transporte de los medicamentos genéticos contra el cáncer, se ha probado con éxito en ratones y ha sido posible también gracias a la financiación de la Fundación BBVA.

“El secreto de este material es una estructura que se vuelve ‘insoluble’ en el ambiente ácido de las vesículas digestivas, induciendo su desestabilización y permitiendo al medicamento genético escapar al interior celular”, explica Marcos García Fuentes sobre uno de los aspectos fundamentales del trabajo, que ha sido publicado en la revista 'Advanced Therapeutics'. Y es que la utilización de medicamentos capaces de silenciar genes causantes de tumores tiene un enorme potencial para el desarrollo de terapias específicas, personalizadas y efectivas en el tratamiento del cáncer, pero hasta ahora existían problemas de estabilidad y transporte en el cuerpo.

Cirugía de extirpación y quimioterapia

El estudio ha mostrado que la aplicación del medicamento genético, en combinación con la quimioterapia de primera línea (temozolamida), produce una reducción tumoral mayor que un tratamiento basado únicamente en el fármaco quimioterápico. El objetivo de este nuevo tratamiento es que se realice como complemento a la cirugía de extirpación y al mismo tiempo que la quimioterapia, en ciclos de tratamiento también, para conseguir que las células tumorales no se reproduzcan.

“Si todo sale bien y logramos el apoyo de empresas, podríamos empezar a realizar los primeros ensayos clínicos en pacientes dentro de cuatro o cinco años y esta técnica podría utilizarse también en otro tipo de tumores”, concluye Marcos García Fuentes.