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Frutos secos: por qué es conveniente incluirlos en la dieta

Asociados tradicionalmente a unos malos hábitos alimenticios por la creencia de que favorecían el aumento de peso, los frutos secos no solo son recomendables: son imprescindibles.

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Salvo que tengas algún tipo de alergia que te impida incluirlos en tu dieta, los frutos secos son altamente recomendables. Da igual todo lo que te hayan contado sobre su elevado contenido en grasa, exceso de calorías y demás falsos mitos sobre la necesidad de huir de ellos para mantener la línea: hoy en día existen suficientes evidencias científicas que sugieren que la ingesta habitual de frutos secos no se asocia a un aumento del peso corporal.

De hecho es al contrario, ya que consumir frutos secos como snack entre horas supone la ingesta de de alimentos más bajos en calorías y sal y con un mejor perfil lipídico que además tienen un efecto saciante en comparación con otro tipo de opciones que sí son más perjudiciales para nuestro organismo. No en vano, el consumo de frutos secos está asociado a la prevención de enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, las dislipemias, la obesidad, determinadas enfermedades neurológicas y demencias como el Alzheimer y enfermedades cardiovasculares.

Como demuestra el hecho de que la Fundación Española del Corazón los incluya entre los ingredientes imprescindibles de una dieta cardiosaludable, eso sí, en cantidades moderadas (unos 25 o 30 gramos diarios) y en crudo, es decir, sin haber sido sometidos a transformación industrial que haya podido añadir sal a la ecuación o menguar su aporte nutricional.

Y si no te hemos dado ya suficientes argumentos, ahí van unos pocos más:

· Los frutos secos constituyen una notable fuente de nutrientes y vitaminas.

· Poseen compuestos bioactivos con funciones antioxidantes, anti-inflamatorias o hipocolesterolemiantes.

· Las grasas de los frutos secos no se digieren de forma completa porque no se absorben en su totalidad.

Muchos y buenos

Actualmente existe una gran variedad de frutos secos que se pueden incluir en la dieta como almendras, pistachos, avellanas o anacardos, entre otros, aunque quizá sean la nuez el fruto seco que reúne todo lo mejor de este tipo de alimentos ya que ha sido asociado a cambios fisiológicos como la expresión de los genes, con un mejor control del sueño debido a que aumenta la secreción de serotonina y con el cuidado de la piel y de los tejidos por la presencia de antioxidantes como la vitamina E. Además, las nueces son el fruto seco con mayor contenido en sustancias antioxidantes, contribuyen a mejorar la memoria y generan cambios en la microbiota.