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Regreso al futuro: lecciones aprendidas de la pandemia de influenza de 1918

En 2018 se han cumplido 100 años de la epidemia de gripe de 1918, considerada la más devastadora de la historia, que puede ayudar a afrontar futuras pandemias.

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Este año se ha cumplido el centenario de la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad. La epidemia de gripe de 1918 fue de especial gravedad ya que no hizo ningún tipo de distinción y se llevó por delante la vida de niños, jovenes y adultos, ancianos e incluso animales. De hecho, a día de hoy, no es posible establecer una cifra exacta de fallecidos, que podría ubicarse entre los 50 y 100 millones de personas. Debido a la censura existente en la época debido a la I Guerra Mundial y al hecho de que España, neutral en el conflicto, informara cumplidamente de sus estragos, se la concoce como ‘gripe española’, pero está documentado que ya se habían producido casos en EEUU.

Imagen de un hospital improvisado en Kansas (EEUU).

Cien años después de la génesis de aquella tragedia, un estudio publicado en 'Frontiers in Cellular and Infection Microbiology’ analiza los factores humanos, virales y sociales detrás de su innegable gravedad, que proporciona lecciones muy valiosas que podrían salvar vidas en futuras pandemias. Es cierto que un siglo después el mundo está mejor preparado para dar respuesta a una situación de semejante calibre, pero no es menos cierto que los cambios demográficos de la población, la resistencia a los antibióticos y el cambio climático puede acarrear nuevos desafíos para su control.

"Al igual que la pandemia de 1918, la gravedad de cualquier brote futuro será el resultado de una interacción compleja entre factores virales, de acogida y sociales. Comprender estos factores es vital para la preparación para una pandemia de influenza", explica la doctora Carolien van de Sandt, del Instituto Doherty de Melbourne.

"Hemos visto tres pandemias de gripe adicionales desde 1918: la gripe 'asiática' de 1957, la gripe 'de Hong Kong' de 1968 y la gripe 'porcina' de 2009. Aunque son más leves que la pandemia de 1918, destacan la amenaza constante que representa el virus de la gripe a la salud humana", asegura la profesora Katherine Kedzierska, a la que intriga el motivo por el cual muchas personas lograron sobrevivir a una infección grave y otras solo mostraron síntomas leves.

Lecciones aprendidas

Las conclusiones del estudio publicado, para el que las expertas han tenido en cuenta investigaciones ya existentes, recogen una serie de factores que pueden ser vitales a la hora enfrentarse y contener una pandemia de similares características:

1. La cepa de 1918 era especialmente agresiva ya que podía propagarse a otros tejidos más allá del tracto respiratorio, lo que resultaba más dañino si además tenemos en cuenta sus mutaciones, que permitían que se transmitiera más fácilmente entre humanos. Hoy en día somos capaces de evaluar el potencial pandémico de nuevos virus, pero es necesario permanecer alerta por cuestiones como el cambio climático, que “afecta a los reservorios animales de los virus de la influenza y los patrones de migración de las aves, pudiéndose propagar los virus a nuevas ubicaciones”.

2. De igual forma, el cambio climático, que puede acarrear pérdida de cultivos y malnutrición, el aumento de la resistencia a los antibióticos, que podría hacer que las infecciones bacterianas sean cada vez más frecuentes y la obesidad, que aumenta el riesgo de morir a causa de la influenza Las pandemias futuras, son aspectos a tener muy en cuenta.

3. El envejecimiento de la población supondrá otro desafío ya que es un factor de riesgo que puede hacer estragos. “El suministro de vacunas de emergencia durante futuras pandemias debería tener en cuenta los diferentes grupos de edad, factores virales y de acogida”, asegura Kedzierska, que aboga por una una buena información sobre qué esperar y cómo actuar durante una pandemia. “Una lección importante de la pandemia de influenza de 1918 es que una respuesta pública bien preparada puede salvar muchas vidas", concluye.