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Que no te confundan: la siesta es una necesidad fisiológica

Dormir después de la comida conlleva una serie de beneficios que alejan el mito de que la siesta es simplemente una costumbre marca España.

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El mito de que los españoles somos unos incondicionales de la siesta se desmorona. Nos gusta, sí. Pero menos que a otros. Un estudio sobre los problemas del sueño en Europa de la Universidad de Ratisbonne (Alemania) ha concluido que solo un 8 por ciento de españoles no la perdonan. Un dato alejado del 22 por ciento de los alemanes que reconocen dormir la siesta al menos tres veces a la semana, del 16 por ciento de italianos o del 15 por ciento de británicos que reconocen hacerlo.

Y tampoco parece del todo acertado que la siesta se asocie a una costumbre más que a una necesidad fisiológica. Al menos, es lo que afirman expertos de la Cátedra de Investigación del Sueño de la Universidad de Granada en colaboración con el Grupo Lo Monaco, que han recopilado varios estudios, de instituciones tan prestigiosas como Harvard, que confirman los beneficios de dormir después de comer.

5 beneficios asociados a la siesta

1. Ayuda a protegerse contra el estrés y las enfermedades cardiovasculares.

2. La siesta estimula la creatividad, relaja las tensiones laborales y aumenta el rendimiento de los trabajadores.

3. La siesta favorece el rendimiento intelectual, la capacidad psicomotriz y disminuye la sensación subjetiva de somnolencia.

4. Favorece las destrezas de memoria y aprendizaje.

5. La siesta puede prevenir el bruxismo, la narcolepsia, e incrementar las habilidades y la capacidad de concentración.

3 claves para una buena siesta:

1. Buscar un entorno tranquilo y relajado, por ejemplo el dormitorio.

2. Un mínimo de 15 minutos y un máximo de una hora es lo ideal.

3. Debe formar parte de un horario y una rutina.

4. Evitar elementos perturbadores o aparatos electrónicos.