Desde el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid nos cuentan qué sucede en las articulaciones cuando las crujimos, qué provoca ese sonido tan característico y por qué deberíamos de hacer de provocar el sonido nosotros mismos.

“Las articulaciones están rodeadas de una cápsula sinovial con un líquido y cierta cantidad de gases, cuya principal función es lubricar las articulaciones para que los huesos no se desgasten”, nos cuentan.

“Para provocar el chasquido se coloca la articulación en una posición determinada, que hace que el espacio entre los huesos aumente y también el volumen de la cápsula sinovial. Se crea entonces una zona de baja presión que provoca que los gases salgan del líquido sinovial en forma de burbujas que estallan, los famosos crack que escuchamos, el ruidito tan característico del crujir los dedos”.

“Los ligamentos y los tendones de alrededor también participan, pero en menor medida, de este tipo de sonidos al crujir los huesos”, y los estamos forzando.

¿Es bueno crujir las articulaciones?

“Si lo hacemos nosotros mismos, no es bueno, porque movilizamos una articulación que ya tiene más movimiento del que debería. Y aumentamos el desequilibrio. De hecho, suele pasar que al fomentar ese desequilibrio parece que necesitamos crujirnos más, y aunque a corto plazo puedes notar una cierta liberación, a largo plazo nos va a generar un futuro desgaste en la articulación y el resto de estructuras que la rodean, como ligamentos y tendones”, explican.

Si te cruje un profesional de la fisioterapia, “sí es bueno, porque aumenta el movimiento de la zona rígida, y se estarán equilibrando las zonas con menos y más movimiento”.

A veces nuestra constitución corporal favorece la aparición de los crujidos articulares, lo que puede ser valorado por un profesional sanitario por si es una cuestión de desequilibrio articular o muscular. Ya sabes, como dicen los fisios, tú salud siempre en buenas manos.