Pau Misser, pionero del descenso y pieza clave del Bikepark de La Molina
Aprovechando el merecido homenaje recibido durante el Campeonato de Europa, hablamos con el ciclista catalán sobre su trayectoria y la del bikepark del Pirineo.

Con una trayectoria que le llevó a los podios internacionales a finales del siglo XX y durante la primera década de los 2000, Pau, junto a su hermano Tomi, fue clave en el diseño de los primeros circuitos de La Molina Bikepark. Un mes después de la celebración de los Campeonatos de Europa de La Molina, Pau Misser responde a las principales preguntas para entender la historia del descenso en Cataluña y la creación de un Bikepark que su familia vivió muy de cerca.
Los hermanos Pau y Tomi Misser, junto a otros riders veteranos de nuestro país, recibieron un emotivo homenaje de la Federació Catalana de Ciclisme durante los Campeonatos de Europa de BTT Descenso 2025, celebrados del 1 al 3 de agosto en La Molina. El acto reconoció su trayectoria deportiva y, sobre todo, el papel clave que han tenido en la promoción y crecimiento de esta disciplina en Cataluña.

Los Europeos reunieron a 420 riders de 28 países en el trazado Comella DH del BikePark La Molina, en una edición que contó con un ambiente vibrante y hasta 12.000 espectadores durante los 3 días.
¿Cómo empezaste en el mundo del descenso y qué te atrapó de esta disciplina?
Desde muy pequeño siempre había hecho deporte, y por cosas del destino mi padre empezó a practicar BTT. Primero fue mi hermano quien se aficionó, y más tarde yo también empecé. Competimos en diferentes disciplinas hasta que nos especializamos en descenso. Lo que realmente me atrapó fue el contacto con la naturaleza y la velocidad.
Nos gustaba ir en bicicleta y, sobre todo, hacerlo rápido
Pau Misser
¿Qué recuerdos tienes de los primeros años de competición con tu hermano?
Diversión y simplicidad. Nos gustaba ir en bicicleta y, sobre todo, hacerlo rápido. Siempre buscábamos mejorar y lo vivíamos con una competición sana.
¿Hay algún momento o resultado que consideres clave en vuestra trayectoria?
Sin duda, los Europeos de 1992 en Molbrucke. Mi hermano ganó la categoría júnior y yo quedé segundo con solo 15 años. Aquel resultado nos dio visibilidad internacional y fue un gran impulso para nuestra carrera.
¿Qué recuerdas de los Campeonatos de Europa de descenso de 1999 en La Molina?
Sobre todo, la mala suerte. Éramos claros favoritos: mi hermano cayó en la primera curva y yo sufrí una avería mecánica muy extraña. Se me cayó una ruedecilla del cambio —la única vez que me ha pasado en casi 40 años que llevo en bicicleta— y eso hacía que los piñones no engranasen bien. Aun así, terminé sexto, a solo tres segundos del primero.

¿Cómo surgió vuestra colaboración en el diseño del Bikepark de La Molina?
El Bike Park se inauguró en verano de 2005. La Molina sacó a concurso las actividades de verano y Grup Elements lo ganó. Contactaron con nosotros para que nos encargáramos del diseño del Bike Park. Los inicios fueron complicados: lo hacíamos casi todo mi hermano y yo —diseñar circuitos, mapas, información, escuela...— y la inauguración se hizo con el tiempo justo. Pero a base de pico y pala, sin demasiada maquinaria, a mediados de verano ya estaba en buenas condiciones. En 2006 seguimos gestionándolo y mejorándolo, y en 2007 La Molina asumió la gestión directamente.
Las pistas azul (Guineu) y roja (Catalunya) del Bikepark La Molina mantienen el trazado original que diseñamos nosotros
Pau Misser
¿Qué elementos de vuestro sello personal todavía están presentes en el Bikepark de La Molina?
Las pistas azul (Guineu) y roja (Catalunya) mantienen el trazado original que diseñamos nosotros. Y la última zona, pasando el lago hasta el aparcamiento, todavía conserva elementos de madera y saltos de aquella época.
¿Cómo valoras la evolución del Bikepark y del descenso en La Molina en estos años?
Mi primer recuerdo en La Molina es de 1990, cuando mi padre quedó tercero en un eslalon organizado por el Club BTT La Molina. Desde entonces la evolución ha sido enorme y, sobre todo, positiva. Es bonito ver cómo La Molina se ha mantenido como un referente de este deporte.

¿Tienes alguna anécdota divertida vivida en La Molina?
Cuando gestionábamos el Bike Park organizamos carreras de Descenso, de Cross Country e incluso de Descenso Maratón. Esta última salía desde arriba del telecabina hasta el pueblo de Alp, bajando todos juntos. No sé si es una anécdota, pero era de lo más divertido.
¿Hay alguna bajada o momento de competición que nunca olvidarás?
En La Molina he vivido momentos buenos y malos. El mal recuerdo son los Europeos de 1999. En cambio, en 1998, en el mismo trazado, gané una Copa de España con más de 7 segundos de ventaja, un resultado muy excepcional. También guardo un gran recuerdo de los Campeonatos de España de 2009, celebrados en la pista negra que habíamos diseñado nosotros. Era un circuito técnico y variado. Lluís Breitfuss, que en paz descanse, y que tanto impulsó el Bike Park, hizo un gran trabajo preparándolo. A pesar de estar retirados de la competición desde hacía seis años, mi hermano y yo decidimos correr aquella carrera en categoría veteranos, y casi ganamos la general: yo quedé segundo, a solo 1,7 segundos del mejor tiempo élite.
¿Qué significa La Molina para ti, más allá del deporte?
Tengo un vínculo muy especial. He pasado muchas horas explorando los bosques buscando la mejor trazada, he vivido allí y, en los dos últimos veranos, he ido con mi familia de vacaciones.
¿En qué estás trabajando actualmente dentro del mundo del ciclismo y el BTT?
Hace unos 10 años que estoy bastante desvinculado del mundo del BTT y me he centrado en otros proyectos. Aun así, cuando vuelvo a La Molina, no puedo evitar pensar en cómo mejorar los circuitos. Creo que con pequeñas actuaciones se podría conseguir un Bike Park mucho más diversificado. Las pistas actuales son exigentes física y técnicamente, y a mí ya me iba bien, pero ahora que voy con la familia veo más claro qué faltaría para que todo el mundo pudiera disfrutarlo.
¿Cómo ves el futuro del descenso y de los circuitos en Catalunya?
No lo sé con certeza, porque como te decía estoy bastante desvinculado. Desde fuera es difícil opinar. Lo que sí puedo decir es que, con los años, me cuesta entender algunas tendencias. Por ejemplo, no me gusta que se busque más “espectacularidad” a costa de la seguridad de los corredores. Eso ya pasaba antes, pero ahora las consecuencias son más graves.
¿Qué consejos darías a las nuevas generaciones que quieren dedicarse al descenso?
Si hay pasión, trabajo y respeto, las cosas acabarán saliendo bien.
Si tuvieras que definir el descenso con una sola palabra, ¿cuál sería?
Precisión.
¿Cuál es tu trazado preferido de La Molina y por qué?
El rojo de Catalunya. Aun así, ahora utilizo más el azul... me hago mayor, jajaja.
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