Philipsen: “Conocía el verde, pero vestir el maillot amarillo...”

En una tarde otoñal de noviembre en Puebla de Sanabria (Zamora), Jasper Philipsen se hizo ‘mayor’ en el ciclismo. En La Vuelta de 2020, la de la pandemia, con el retraso obligado de fechas, el belga, por aquel entonces en el UAE, se impuso al esprint en una jornada fría y lluviosa. En 2021 el Alpecin apostó fuerte por él y es, junto a Van der Poel, su principal referencia (renovó hasta 2028). Este sábado sumó su décimo etapa en el Tour, palabras mayores, de nuevo con Van der Poel como lanzador y también con Groves, otro hombre rápido del equipo que, tras numerosas conquistas en La Vuelta, este año debuta en el Tour… pero para ayudar, por el momento, a Philipsen. Y ayer lo hizo a la perfección. Esta vez el premio para el belga fue mayor: el maillot amarillo. Ya había vestido en otras ocasiones el maillot verde de la regularidad, clasificación en la que se impuso en 2023, pero en Lille la sensación fue diferente.

“Sabíamos que habría mucha tensión, que era necesario estar protegido y cada compañero hizo un trabajo perfecto. Para eso nos entrenamos, para eso nos levantamos siempre. Era nuestro día, teníamos que aprovechar esta oportunidad única de vestirnos de amarillo. Había conocido el verde, pero creo que esto es algo más especial, vestir el maillot amarillo es algo que nunca podré olvidar”, dijo Jasper, de 27 años, tras su cuarto Tour seguido con triunfo.

Todo ello en una temporada irregular en la que tan solo suma dos victorias, pocas para un corredor de tanta calidad. En el Tour de 2024 sumó tres conquistas, las mismas que Girmay, pero el eritreo sumó más puntos para ganar el maillot verde. Curiosamente, Biniam no ha vuelto a ganar desde el Tour de 2024, pero es llegar esta cita y se transforma: fue segundo después de Philipsen, repitiendo ambos el duelo del pasado verano. Subió al podio a recoger el maillot blanco de mejor joven, pero el triunfador principal fue Philipsen, que atendió a la Prensa con ligeras gotas de lluvia en Lille más de media hora después de terminar la etapa.

“Claro que sabía que tenía muy buenas piernas, y los dos últimos kilómetros con tanta gente me pusieron la piel de gallina. No había otra opción y teníamos que hacerlo Mis piernas se fortalecieron gracias a la adrenalina que recorría Lille con tanto ambiente. Fue una sensación increíble”, concluyó el triunfador belga.

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