VUELTA A ESPAÑA

Así es Villuercas, el coloso extremeño de la Vuelta a España

Extremadura regresa a la Vuelta a España a lo grande: con su primer final en alto en una cima inédita, dura y espectacular. Santi Blanco la reconoció para AS.

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La Vuelta tenía claro que su regreso a Extremadura no podía ser un paso testimonial, por eso se trabajó junto a las autoridades para que la comunidad autónoma fuera una de las grandes protagonistas de la edición de 2021 (14 de agosto-5 de septiembre). Se ideó una meta inédita en Villanueva de la Serena (el 27 de agosto) y una novedosa salida en Navalmoral de la Mata (el 29, camino de El Barraco), que acompañarán a una de las jornadas que más expectación han levantado: una etapa íntegra en suelo extremeño que une a las dos provincias... ¡y de montaña! Así será la etapa del 28 de agosto, entre Don Benito (Badajoz) y el Pico Villuercas (Cáceres), un coloso que significará el primer final en alto de la historia de  La Vuelta en tierras extremeñas.

La ascensión será la gran protagonista de la etapa 14ª. Se subirá dos veces, ya que cuenta con un paso previo (por la variante del Collado de Ballesteros, más corta pero con tramos realmente duros) y un segundo más largo hasta la meta en su cumbre, el techo de Extremadura que roza los 1.600 metros de altitud. Una montaña que La Vuelta pondrá en el mapa del ciclismo internacional, ya que será la primera carrera profesional que ascienda a este pico, aunque fue la Vuelta a Extremadura amateur la que trabajó a principios de la década de los 90 para incluir esta ascensión en su trazado, en cuya cima hay una base militar (como recoge el libro ¿Dónde viene Indurain?, de Juanfran de la Cruz y Rafa Carbonero).

Santi Blanco, frente al Monasterio de Guadalupe.

El excorredor Santi Blanco, antes de iniciar su carrera profesional en la que ganó dos etapas en la ronda española entre otros éxitos, fue uno de los participantes de aquella carrera y quiso acompañar a AS para reconocer la subida y volver a enfrentarse a sus rampas 30 años después. "Cuando Javier Guillén, director de La Vuelta, me contó que iban a incluir la ascensión a Villuercas, le dije que conocía la subida y que era dura. Yo cuando la subí fue en formato cronoescalada, pero la recuerdo bien", comenta Blanco antes de afrontar las primeras rampas desde la localidad de Guadalupe, donde la ronda no perderá la ocasión de pasar frente al conocido Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, en lo que sin duda será una de las imágenes más pintorescas de la jornada.

Sin embargo, ya antes de la propia ascensión, la carretera pica hacia arriba. "Y no hay que olvidar a qué alturas de carrera estaremos y que los corredores habrán ascendido antes un puerto de tercera y otro de primera. A este punto ya pueden llegar tocados", apunta Santi Blanco. Ese inicio de puerto no es el tramo más complicado, pero ya cuenta con rampas respetables. Porque si algo define a este puerto de 14,7 km al 6,5% es su regularidad, con algún descansillo breve, pero siempre manteniendo la pendiente y el continuo desgaste.

A medida que se asciende, también se descubren las virtudes del Geoparque que se atraviesa, con un bosque que se abre a la vez que se alcanza más altitud. Todo por un trazado que está preparado, no sólo para que lo asciendan los mejores ciclistas del pelotón como ocurrirá en la carrera, sino para que la experiencia de aquel cicloturista que se acerque a conocerlo sea completa. En cada kilómetro existen carteles que indican la longitud, la pendiente media, las rampas más salvajes... Santi Blanco, que a pesar de subir a buen ritmo puede disfrutar del paisaje, repara en ello: "Me alegro de que La Vuelta se haya acordado de esta zona de Extremadura. Es una subida muy bonita y que gracias al paso de la carrera va a llamar mucho la atención de los que ya somos sólo cicloturistas. La gente que no conoce esta zona tiene que acercarse a verla".

Pero, con ya casi la mitad de subida en sus piernas, Blanco tuerce el gesto. "Esta zona es muy dura", avisa desde la bici. Se trata de más de tres kilómetros a mitad de ascensión que superan el 10% de media. Quizá el punto clave del puerto. "Es un buen sitio para probarlo. Que esta etapa sea decisiva dependerá de cómo la afronten los corredores y de las decisiones que se tomen desde el coche. Porque puede ser que haya demasiado respeto porque aún queden las etapas asturianas en la última semana, pero este puerto tiene terreno como para hacer daño y marcar diferencias. Pero también creo que para ello hay que arrancar a mitad y no esperar hasta esa parte final, puede ser tarde".

Y es que a medida que se acerca a la cima, la vegetación se abre. Y aunque ese 28 de agosto lo normal es que el calor apriete y endurezca aún más la jornada, otro elemento clave puede ser el viento. Quien tenga la idea de aprovechar el tramo final, en el que hay rampas que llegan al 15%, se puede encontrar un obstáculo importante. "Es una zona muy abierta. Si alguien decide que lo quiere probar ahí, debe saber que el viento les puede dar de cara y así es muy difícil abrir hueco... y es mucho más fácil ir a rueda", apunta Blanco.

Un signo inequívoco de que se acerca a la cima es cuando el corredor empiece a vislumbrar las antenas de la antigua base militar, un centro de transmisiones ubicado en el risco, y que a pesar de que su mayor parte está abandonada, las estructuras se han convertido en un símbolo de la ascensión. De hecho, hasta ha inspirado a la firma Santini, marca oficial de La Vuelta, para elaborar una equipación exclusiva de esta jornada diseñada con las antenas como protagonistas. Porque esta no es una etapa cualquiera. La Vuelta quiso volver a Extremadura y se ha topado con un puerto que es una auténtica joya.