Algunos deportistas siguen la estela de sus progenitores a la hora de decantarse por su profesión. Este es el caso de Raúl García Pierna, hijo de Félix García Casas, un ilustre del pelotón en los años 90. Sin embargo, Raúl (20 años) realizaba todo tipo de actividades deportivas en su niñez, y no fue hasta cadete cuando se decantó, de manera exclusiva, por el ciclismo. Con pasado en la Fundación Contador y en el Lizarte, el de Tres Cantos tiene contrato hasta 2023 con el equipo Kern Pharma, que corre en la categoría Pro Teams (2ª).

“Tener tres años asegurados da tranquilidad, pero hay que fijarse objetivos ambiciosos. No quiero quedarme estancando, sino ir mejorando cada día”, dijo Raúl a AS tras la presentación del nuevo maillot que usará el equipo español desde los Juegos de Tokio. Él, que también compite en pista, fue uno de los elegidos por la Federación (RFEC) para ser imagen del evento. “También me gustaría hacer algo de pista, aunque la prioridad este año es la carretera y poder hacer varias pruebas Sub-23. Con el coronavirus, las carreras pueden cambiar y los calendarios no están cerrados”, apunta.

Este año ya participó en pruebas World Tour, como la Vuelta al País Vasco. “El salto de categoría es tremendo. Se nota mucho del año pasado a este, especialmente en el ritmo. Sabemos que en ese tipo de carreras es difícil que podamos destacar actualmente, por lo que nos gusta dejarnos ver y ser protagonistas en otras citas”, añade Raúl. El curso será, en gran parte, de aprendizaje tanto para él como para el equipo, que también estrena categoría. “En el ciclismo profesional meten subidas espectaculares en el tramo final, también de cara a la televisión, y eso es algo a lo que no estábamos acostumbrados. Porcentaje muy duros que son los que tenemos que trabajar”, explica.

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A la hora de definirse como corredor, destaca alguna de sus virtudes. “Bueno, en profesionales no soy bueno en nada (ríe). Hablando en serio, creo que soy un corredor completo: subo bien, tengo buena punta de velocidad en grupos reducidos y en contrarreloj me desenvuelvo de manera óptima”. A su hermano Carlos, también ciclista, le considera “más escalador”.

La etiqueta de ser una de las promesas a seguir es algo que Raúl lleva con comodidad. “Hay muchos corredores como yo, o incluso mejores. No lo considero una presión, es más bien una motivación para seguir al máximo”, cuenta. En Madrid, dada la escasa cantidad de profesionales, intentan entre ellos hacer quedadas para entrenar. “Entreno por la sierra, que para mí es ideal. Voy por el carril bici de Colmenar. Otros son de la zona de Galapagar y demás. Es difícil coincidir, pero lo intentamos”.

Y sobre su sueño, lo tiene claro: “Me gustaría estar en grandes vueltas delante, peleando, pero sobre todo ganar un Mundial y lucir el maillot arcoíris todo el año. No es algo en lo que tengas que ser regular, sino tener el día perfecto y que todo salga bien”. Desde ya, Raúl trabaja para conseguirlo.