LA RUTA DE LA VUELTA

El pizzero Galdós acarició el Giro en el Stelvio

El ciclista del Kas ya había sido tercero en 1972, testigo del duelo entre Eddy Merckx y su compañero el Tarangu Fuente.

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El pizzero Galdós acarició el Giro en el Stelvio
Diario AS

Ningún alavés ha ganado la Vuelta a España, pero cuatro de ellos sí lograron auparse al podio final: Eusebio Vélez, natural de Durana, segundo en 1966 y tercero en 1968; Francisco Galdós, de Lasarte, segundo en 1979; Igor González de Galdeano, de Vitoria, segundo en 1999; y Joseba Beloki, nacido en Lazcano pero criado en la capital vitoriana, tercero en 2002.

De ellos cuatro, quien más cerca estuvo de ganar una grande fue Galdós, pero no en la Vuelta, sino en el Giro, su carrera preferida. El ciclista del Kas ya había sido tercero en 1972, testigo del duelo entre Eddy Merckx y su compañero el Tarangu Fuente. Tres años después, el belga fue baja por unas anginas, los italianos favoritos tampoco anduvieron como se esperaba... y Galdós se vio de rosa en la cuarta etapa y en plena lucha por el triunfo.

Galdós conservó la maglia durante diez jornadas, hasta que Giovanni Battaglin se la arrebató en la contrarreloj de Forte dei Marmi. No le duró mucho. Al día siguiente, Fausto Bertoglio, que era su gregario en el Jollj Cerámica, ganó la cronoescalada de Il Ciocco y quitó la prenda a su propio líder, con Galdós en la tercera posición. La carretera devoró a Battaglin y dejó la general en un mano a mano entre Bertoglio y Galdós, que no se resolvió hasta el último día, en un original broche en el Stelvio, la Cima Coppi a 2.757 metros. El italiano resistió los embates del español, que sí conquistó la etapa, con Bertoglio soldado a su rueda y los brazos en alto. Fue campeón por 41 segundos. "Me faltó convicción y fe", se lamentó el vasco con el tiempo.

En 1979 volvió a ser segundo, esta vez en la Vuelta, tras Joop Zoetemelk, pero este resultado no le ilusionó tanto. "Ya no estaba tan fino, el Kas era medio belga ese año, y tampoco vestí de amarillo. La experiencia de rosa fue formidable. Hay que vivirla para saber lo que se siente", comentó Galdós, un enamorado de Italia y del Giro. Como homenaje, una vez retirado, montó una pizzería en Vitoria que llamó 'Dolomiti'. Como las grandes cubres que una vez surcó.