CICLISMO

La burbuja ciclista

El regreso de las carreras se prepara basado en una medida principal: el control exhaustivo de toda la caravana. La Vuelta a Burgos, prueba de fuego.

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La burbuja ciclista
BRENTON EDWARDS AFP

El ciclismo, uno de los deportes en los que más difícil resulta aplicar medidas de distanciamiento por la pandemia, prepara su regreso. En España, con todos los actores de este deporte trabajando a destajo. Desde Unipublic, organizador de la Vuelta, hasta el CSD o la Federación Española de Ciclismo (RFEC), y con la Vuelta a Burgos (28 de julio-1 de agosto) como la gran prueba de fuego por ser la primera cita profesional de alto nivel.

Un regreso para el que los expertos de la UCI y el protocolo sanitario elaborado dan una máxima: el pelotón debe ser una burbuja. "Es lo más recomendable", explica a AS Cesáreo López, jefe de los servicios médicos de la RFEC y médico del Hospital de León, que ya se ha visto obligado a poner en práctica medidas similares en las recientes concentraciones de la Selección. "La burbuja se refiere a tener a todo el mundo controlado, desde los 200 corredores que van codo con codo en el pelotón a pleno esfuerzo hasta los miembros del staff, personal, periodistas... Si se detecta algún caso, aislarlo", explica.

López sabe que su función de autoridad sanitaria ha pasado de estar en la sombra a "ser fundamental a la hora de organizar cualquier actividad, de supervisar cada entrenamiento…". En cuanto a los eventos federativos, ha podido poner en práctica estas medidas en una concentración de no más de 40 personas, pero los Campeonatos de España (20-23 de agosto) supondrán un serio examen. ¿Y cómo se extrapola eso a una carrera de tres semanas con continuos traslados? "Imagino que los médicos de los equipos asumirán la responsabilidad de controlar a su personal. Primero, para asegurar que todos lleguen sanos, es clave comenzar con la certeza de que no hay infectados, y luego controlar con continuos test, no sé si cada 72 horas, pero sí al menos cada siete días".

Otro riesgo, que en el caso de deportes que pueden celebrarse a puerta cerrada no existe, es la presencia de público. "No sé hasta qué punto se puede limitar su presencia en el ciclismo. Estamos hartos de ver a aficionados que no cumplen unos mínimos de seguridad, pero habrá que intentar poner todos los medios posibles para que haya una distancia entre ellos y los ciclistas", cuenta Cesáreo López, que sólo se fía de certezas. "Se habla de que el calor hará bajar la virulencia, pero no conocemos suficiente al virus", apunta el doctor, que rechaza tomar como norma que esta enfermedad apenas pueda afectar a gente joven y fuerte como los deportistas: "Los médicos y demás personal sanitario hemos visto de todo. Casos de jóvenes sin patologías que han fallecido y gente mayor con problemas previos bastante importantes que han sido asintomáticos".

Y con esos problemas unidos a la amenaza de los rebrotes, ¿por qué seguir adelante con el calendario? "Pues porque hay que ponerse en marcha y convivir con esto. ¿Quién se imaginaba que en España llevaríamos mascarilla? No podemos parar todo indefinidamente y sí tomar todas las medidas que podamos. Hay que admitir que la pandemia ha cambiado la sociedad, el deporte... y nuestra propia vida. Quizá para siempre".