Egan Bernal ha parado el tráfico en Donostia. Su rutilante presencia ha despertado enorme expectación. Mañana tiene una cita con la Clásica San Sebastián, en una reedición del pulso con Alaphilippe que ya se dio en el Tour. Asume que el peso del amarillo es grande y todos los focos le apuntan. “No sé cómo tengo las piernas después de unos días de locura tras ganar el Tour, pero quiero dar espectáculo”, ha explicado en una multitudinaria comparecencia en el ayuntamiento de la capital donostiarra.

El ciclista colombiano ha atendido con amabilidad a aficionados que se le han acercado, en un baño de multitudes cerca de La Concha. “El gran favorito para la victoria en la Clásica es Alaphilippe, aunque habrá que ver cómo se ha cuidado después de Francia.  Lo cierto es que después del Tour uno siempre está en forma, por lo que hay que aprovechar esa situación”, ha tratado de despejar. Además de Alaphilippe, también ve con opciones de ganar en el Boulevard a Thomas, Landa, Valverde... "Se merecería ganar porque ha hecho un Tour extraordinario. El recorrido es perfecto para él”, ha completado.

“Siempre estuvo en mis planes correr aquí”, ha señalado en ese tono serio y respetuoso que tiene. “La afición vasca es muy especial y quería estar aquí. Espero corresponder a todo el cariño que me han dado siempre con una buena carrera«, ha finalizado. El ciclista del Ineos regresa a la Clásica tras la caída sufrida el año pasado. “Esta vez espero al menos terminar”, se reía. y es que la notoriedad que da ganar en París hacía dudar de que viniera a Euskadi. “Ganar el Tour no me ha cambiado nada”, aclaraba. En un principio, va a mantener el calendario, por lo que entre sus planes está hacer las clásicas de Italia y terminar en Lombardía.

Tras la Clásica regresa a su país para una distinción histórica: recibirá la medalla del Orden al Mérito que le entregará Colombia. “Va a ser algo muy especial”, declaraba el corredor sudamericano. “Será un día muy bonito. No veo la hora de llegar a Colombia y poder disfrutarlo”. Se ve en una burbuja y aún no es consciente de lo que ha logrado con sólo 22 años. “He estado tan a tope que no he tenido tiempo para pensar qué pasó. No lo he asimilado”. Lo cierto es que no se le borra la sonrisa de la felicidad. "Me pagan por montar en bicicleta, entrenar, y quiero seguir disfrutando de ello, de la adrenalina de correr, de preparar la competencia y del susto cuando el entrenador te va a tomar los pliegues de grasa", agregó el corredor del Ineos, quien necesita “volver a mi vida normal” y le gustaría dejar pasar un par de días y sentarse “en mi sofá a analizar lo ocurrido, darme cuenta de que es muy importante, porque no ha habido tiempo de celebrarlo”. También tuvo palabras de agradecimiento para su compañero de filas Geraint Thomas, que fue “muy honesto durante el Tour". “Nunca me hizo esperarle. Pensamos como equipo. Lo importante era que ganara el Team Ineos. No podíamos perderlo por envidia o ego”, colmaba de elogios.