Michael Matthews logró su primer triunfo de la temporada en su quinto día de competición. Así es el nivel del australiano, que superó en su terreno al campeón del mundo, Alejandro Valverde, y a Daryl Impey, otro especialista en finales al esprint cuesta arriba. Matthews atesora una calidad inmensa, y también bastante mala suerte con las caídas. En la París-Niza se lesionó la mandíbula y llegó justo para la San Remo (12º, como en la Het Nieuwsblad), uno de sus objetivos de cada curso… que se le escapa “por unas cosas o por otras”: “Esta victoria compensa la pésima fortuna del inicio de 2019”.

Valverde volvió a bonificar, seis segundos en la meta y otros tres en un intermedio (dos más para Nairo y uno para Kruijswijk). A 2:47 de De Gendt, si el belga confirma en la alta montaña lo que dijo en Calella, que no está para disputar la general, se puede considerar al murciano el líder virtual, con nueve segundos sobre su compañero Quintana y diez a Bernal y Kruijswijk (y ojo a Schachmann, a tan sólo uno del arcoíris). Este miércoles afrontarán la primera prueba de fuego real: Vallter 2.000.

Mientras, Chris Froome se cayó a 35 kilómetros de Sant Feliu de Guíxols. No pareció grave, simples erosiones por todo el costado derecho, pero dejó ir al pelotón y sus compañeros del Sky no le esperaron. No lleva una buena Volta (ni una buena campaña, de momento) el británico. Perdió un avión en Niza y se presentó casi a medianoche en la previa de la carrera. Bernal ya deslizó que la capitanía se la darían a él, y así lo demostraron los hechos: los gregarios se quedaron con el colombiano y Froome perdió una minutada.