Thomas de Gendt se reconoce como un corredor “a la antigua”. A los 32 años, el belga del Lotto Soudal prefiere buscarse la vida “en escapadas y peripecias que al abrigo del pelotón, como los demás”: “Me gusta atacar, ser un ciclista valiente. Me desenvuelvo mejor en una fuga, aunque sé que en otras ocasiones me corresponde trabajar en el grupo para nuestros velocistas u hombres fuertes de la general”. Le delató hacer rodillo antes de arrancar la Volta en el Hotel H-TOP Palace de Calella, donde charló alegremente con As: salió a por la primera etapa. En la ceremonia del podio recogió el doble premio a su calidad y ambición, victoria y maillot de líder.

La jornada favorecía las aventuras, con dos pasadas al Collsacreu, de tercera categoría, y las ascensiones a Santa Fe de Montseny, Muntanyà y Collformic, de primera. De Gendt se marchó junto a Gougeard, Duyn y los españoles Maté, Madrazo y Cuadros. Los que le acompañan saben que sufrirán, pero también que tendrán en él a un colaborador generoso. “Si no vamos a aspirar al triunfo, al menos completaremos un entrenamiento inmejorable en competición”, explicó con buen humor. El flamenco les descolgó en la subida a Collformic y, con plato grande y una inmensa potencia, realizó una crono individual camino de la meta.

“Excelente, un inicio pletórico en un lugar ideal”, resumió sonriente. De hecho, en ninguna carrera ha ganado más que en la Volta: cuatro parciales en un palmarés de 14 victorias como profesional. “Al proceder de Bélgica, me encantan el clima y la gente de España. Conozco el país de las concentraciones de pretemporada. Siempre intento comenzar las campañas con exigencia, y en París-Niza suelo conseguir buenos resultados”. Vencedor de etapa en las tres grandes, en el Giro de 2012 logró su mejor puesto en una ronda de tres semanas: tercero. “En el podio de Milán alcancé una cima personal, aunque me siento más orgulloso de mis triunfos en el Stelvio (Giro), Mont Ventoux (Tour) y Gijón (Vuelta)”. Un corredor especial.