Vuelta de 2011. Un Chris Froome de 26 años que llegaba como gregario de Bradley Wiggins explota en la ronda española, gana la etapa de Peña Cabarga y se queda a 13” de conquistar una gran ronda. Ahí empezó el idilio del británico nacido en Kenia con una carrera a la que desde entonces sólo ha faltado en 2013, y que siempre se le ha resistido (tres segundos puestos y un cuarto). Para el líder del Sky, la Vuelta “es una cuenta pendiente”.

Y sólo 25 días después de conquistar su cuarto Tour, Froome estará mañana en la línea de salida de Nîmes dispuesto a saldarla. “No ha sido nada fácil después de ganar el Tour volver a mentalizarse para preparar otra carrera de tres semanas”, reconoce el ciclista de 32 años, que no obstante ya había planificado la temporada con la carrera entre ceja y ceja, compitiendo menos antes del Tour. Tras coronarse en París, su principal objetivo, ha estado concentrado en altura en los Alpes y ha disputado varios critériums.

Toda para llegar a la Vuelta con lo que él ha denominado “buen presentimiento”, además de respaldado de un Sky con un nivel altísimo. “Nunca hemos venido con un equipo tan fuerte y tan centrado en esta cita”, asegura de un plantel en el que destacan los españoles Mikel Nieve y David López, así como la reaparición de Wouter Poels tras su lesión, o la presencia del joven italiano Diego Rosa. Y es que, para Froome, un triunfo no sólo significaría quitarse la espina, sino convertirse en el primer ciclista en lograr en una misma temporada el doblete Tour-Vuelta, en ese orden: “Mi motivación no podría ser mayor”.

Para ello partirá con el cartel de máximo favorito (también para las casas de apuestas), aunque se deberá a medir a un gran ramillete de potenciales aspirantes. “Hay gente que llega del Tour en una gran forma, como Aru o Bardet, otros que se han centrado más en preparar esta Vuelta como Nibali, Bob Jungels o un Adam Yates de un Orica fortísimo con Simon y Chaves…”, destaca, mientras que alaba un recorrido en el que la crono de Logroño le da un as en la manga con respecto a sus rivales. “Creo que este año el trazado está equilibrado. Hay nueve finales en alto para escaladores, pero una contrarreloj de 40 km en la que se ganará y perderá tiempo. Va a ser un bonito espectáculo”.