En el Paseo Marítimo de Palma, Jon Odriozola, responsable deportivo del nuevo equipo vasco Murias Taldea, estaba sonriente. Bien es cierto que Matteo Pelucchi (IAM) había ganado al sprint el trofeo con el que se cerraba la XXIV Challenge de Mallorca, pero el velocista italiano no había pasado ni la mitad de tiempo recogiendo premios que su joven pupilo Unai Intziarte. Este neoprofesional donostiarra de 23 años se había apuntado la clasificación de la montaña, de los sprints especiales y de la combinada. Un gran cierre para el debut de este equipo continental que, según Odriozola, representa “la salvación del ciclismo y la cantera vascos”. No obstante, de los 12 corredores de la plantilla, 11 son de esa comunidad y seis debutan como profesionales.

Y eso que el día no había empezado bien: en el primer corte no había ningún murias. “¡Mira que lo había avisado! Por eso luego les tocó trabajar tanto”. Sus jóvenes corredores, que cuentan con Egoitz García como líder experimentado “para tirar del carro”, neutralizaron a los primeros fugados y metieron a Intziarte en la escapada que protagonizó la mayor parte de la jornada. “Es la única manera de progresar. Luchar, estar en las escapadas... Que nos vean”.

Y esa ha sido la tónica general del equipo en esta primera carrera. Valoran la oportunidad de contar con un equipo en el circuito UCI. Una apuesta del grupo constructor Murias para salvar un proyecto de inicio más ambicioso que, como tantos otros, se fue al traste en el último momento.

Objetivos. “Es el único proyecto en marcha en el País Vasco, la esperanza para muchos talentos jóvenes. Y queremos crecer con ciclistas de la tierra. Esta temporada ya tenemos un gran calendario. Después de Mallorca haremos Mediterráneo, Algarve, Almería...”, explica Odriozola, exciclista y director en su día del Euskaltel, cuya pasión ahora es trabajar con la base. Pero en su mente existe un ambicioso objetivo a largo plazo: “Volver a tener un equipo de la tierra corriendo en el Tour de Francia”.