La 72ª edición de la Vuelta a Portugal arranca mañana después de que el pasado año la competición estuviese marcada por casos de dopaje que provocaron la disolución de dos de los principales equipos en la competición, LA-MSS y Liberty Seguros.

El director de la Vuelta a Portugal, Joaquim Gomes, reconoció que el dopaje es una cuestión combatida por todos y aseguró que los "prevaricadores no son bien vistos por parte de los compañeros de carretera".

Gomes consideró que la competición ha resistido a estas últimas dificultades gracias a "sus ochenta años de historia" y "al público, ya que hay un gran respeto por la modalidad".

Los organizadores de la prueba negaron que su celebración este año hubiese estado en riesgo después de la descalificación del que fue el primer clasificado el pasado año, Nuno Ribeiro, que sufre ahora dos años de suspensión por dopaje.

Tanto la organización de la Vuelta como la Federación Portuguesa de Ciclismo coinciden en que es esencial que el dopaje deje de ennegrecer a la profesión y se han comprometido a su combate.

Con cinco equipos portugueses y ocho extranjeros, la prueba discurrirá entre 4 y 15 de agosto; partirá desde el distrito de Viseu y terminará en Lisboa, con un total de 1.613,9 kilómetros de recorrido que evitan el sur del país.

El rival a batir será, para los 143 corredores inscritos -un 14 por ciento más que en 2009-, el gallego David Blanco, vigente campeón y vencedor en tres ocasiones de la prueba.

Blanco declaró que no quiere ni pensar lo que sería no ganar la Vuelta a Portugal cuando está a un paso de igualar las cuatro victorias de Marcos Chegas, el récord de la prueba.

La contrarreloj individual, que tendrá lugar en la penúltima etapa, será uno de los puntos claves de la carrera.

Después de que en las últimas nueve ediciones la Vuelta se cerrase con una ''crono'' la organización ha decidido colocar esta etapa decisiva para el penúltimo día, para reservar al día de la llegada a Lisboa la jornada de la consagración del maillot amarillo.

El desgaste y aguante ante las elevadas temperaturas serán dos de los factores determinantes para el éxito de los corredores, que llegarán al límite en la séptima etapa (de 168 kilómetros) con la subida a la Torre, una montaña en el centro de la Serra da Estrela con 1.961 metros de altitud.

También la subida de primera categoría al Monte Farinha (8,2 kilómetros con un porcentaje de pendiente del 7,7%) precedida por la del alto de Campanhó (13,1 kilómetros al 5,5 por ciento) podrían definir en la víspera del día de descanso el maillot amarillo de la primera parte de la competición.

Para los sprinters las etapas en las que más podrán brillar serán la primera (que conecta Gouveia-Oliveira de Azeméis), la tercera (Santo Tirso-Viana do Castelo), la sexta (Moimenta da Beira-Castelo Branco), la octava (Oliveira do Hospital-Oliveira do Bairro) y la última entre Sintra y la capital portuguesa.