Cavendish se impone a Förster y a Bennati

Cavendish se impone a Förster y a Bennati

Cavendish se impone a Förster y a Bennati

AP

A 100 metros de meta hubo una caída múltiple.

El británico Mark Cavendish, del High Road, uno de los más prometedores especialistas del esprint, ha sido el vencedor de la cuarta etapa del Giro de Italia disputada entre Pizzo Calabro y Catanzaro, de 183 kilómetros, mientras que el italiano Franco Pellizotti, del Liquigas, mantuvo el jersey de líder.

Cavendish, de 21 años, se estrenó en el Giro al esprint con un tiempo de 4h49'09'', a una media de velocidad de 37,552 km/hora. Un alarde de fuerza y habilidad en la colocación y a la hora de soltar el ataque definitivo del corredor de la Isla de Man, que relegó al alemán Robert Förster, del Gerolsteiner y al italiano Daniele Bennati, que no pudo alcanzar su segunda victoria consecutiva.

A continuación, y después de haber salvado una caída en la recta de llegada, se clasificaron el kazako Assan Bazayev (Astana) el italiano Mirco Lorenzetto (Lampre), el alemán Erik Zabel (Milram) y el australiano Robbie McEwen (Silence). Los veteranos cedieron ante el empuje de la juventud.

Koldo Fernández (Euskaltel) volvió a estar entre los mejores y se clasificó en décima posición. Alberto Contador pasó una página más de la prueba y se mantuvo lejos de la zona de caídas en el esprint final. Llegó en el puesto 84 y en la general ocupa el puesto 17 a 30 segundos de Pellizotti.

Verbrugghe, en solitario desde el kilómetro 0

La historia de la etapa nació cuando apenas se habían desperezado los corredores. El belga Rik Verbrugghe (Cofidis) atacó de salida, como un cohete, como si tratara de un prólogo, especialidad del corredor de Tienen, que con la venia del pelotón inició una aventura en solitario que desde el principio tuvo buena pinta.

El grupo se lo tomó con una calma con tintes de huelga de pedales caídos. El malestar por el complicado traslado de Sicilia a la península, que privó a muchos corredores de la ducha y el reparador masaje la noche del lunes, obligó al líder Franco Pellizotti a consultar a los "senadores" Bettini y Rebellin sobre la conveniencia de manifestar su enfado ante la organización. Y se tomaron un "descanso" de más de 100 kilómetros.

Mientras Verbrugghe volaba a su aire la media de velocidad era muy explícita. En la primera hora se cubrieron 32 kilómetros y 29 en la segunda. De ahí que el belga, excelente rodador, abriera diferencias de escándalo: 9.30 minutos en el Paso de Pietra Espada, de tercera categoría, única dificultad de la jornada y una máxima de 10.50 en el kilómetro 110.

El pelotón se pone serio

El desempeño del Liquigas, Milram, High Road y Euskaltel redujeron el botín de Verbrugghe a 4 minutos a falta de 30 kilómetros de Catanzaro. Un síntoma de que la mayoría trataría de arruinar el que hubiera sido la tercera victoria del belga en la carrera rosa.

A 21 kilómetros de meta Verbrugghe se despidió de su sueño, cuando el pelotón se le echó encima lanzado a más de 55 por hora. Empezaba una nueva etapa con los equipos de los esprinters en pugna por dirigir el ritmo en cabeza de carrera.

El High Road de Cavendish tomó la iniciativa junto al Milram y el Lampre. Un despiste de Nuyens provocó una caída múltiple a 100 metros de meta que no tuvo consecuencias graves para nadie excepto para el propio Nuyens, que se rompió la clavícula y probablemente tendrá que abandonar.

Once corredores se quedaron en cabeza, y entonces Bennati lanzó el esprint, Cavendish aguantó su rueda y a 80 metros de meta se adelantó para apuntarse la victoria, la número 16 desde que debutó en profesionales en 2006, cifra que indica su calidad.

Especialista en pista, logró sendas medallas de oro de madison en los Mundiales de Los Angeles 2005 y Manchester 2008. Un valor seguro cuando los triunfos se discuten a alta velocidad. Mañana se disputa la quinta etapa entre Belvedere Marittimo y Contursi, de 203 kilómetros, que ofrece un perfil ondulado y final en un repecho que puede cambiar el pronóstico de llegada al esprint.