Héroe sin gloria

TOUR 2001

Héroe sin gloria

Héroe sin gloria

REUTERS

La jornada de ayer es para escribir una enciclopedia en fascículos y el domingo entregar las tapas. En resumen se podría decir que Aitor González mereció una victoria que fue para Dekker, el más rápido de un grupo de 14 escapados que aventajaron en 35 minutos al pelotón, que llegó fuera de control y luego fue repescado. Espeluznante.

Hagamos, pues, la autopsia del fiambre para ver que sacamos en claro. Empecemos por la cabeza. Sólo Belda consiguió meter a un español en la fuga, Aitor González. Pregunta: ¿Qué puede pasar por la mente del resto de directores españoles? Respuesta: nada. Porque esto no es que se te escape el caballo, sino toda la cuadra de La Ponderosa.

Más en concreto, la ONCE perdía una gran oportunidad de colar un torpedo en la fuga. Mejor será no imaginarse la fiesta flamenca que tendríamos ahora si Sastre o Serrano hubieran llegado con los escapados. Por no hablar de Santi Blanco (al Banesto también le toca lo suyo) o algunos de los escaladores del Euskaltel (Zubeldia, Laiseka...).

¿Férreos marcajes, quizá? No lo crean, Credite Agricole metió por delante O’Grady, ex líder, otra vez amarillo y lo que te rondaré morena.

Diseccionemos las piernas. Sólo la falta de fuerza explicaría que algunos de los equipos que no habían metido a nadie en la escapada no trabajasen después para echarla abajo. Vergüenza torera, general por escuadras... había bastantes razones para acortar distancias.

Y llegamos al corazón. Kelme, como casi siempre, demuestra una capacidad innata para meterse en todos los saraos. Ayer le tocó a Aitor González, ganador de la Vuelta a Murcia 2000. Él mismo propició la gran evasión y luego estuvo presente en los motines. Hasta que se quedó solo con un belga (Knaven) y dos holandeses (Dekker y Wauters), primos hermanos por lo que se vio después.

Por último apliquemos el bisturí a las partes blandas, especialmente al Rabobank. Aitor, inmenso, respondió al ataque de cada uno de sus rivales, pese a que los holandeses estaban vergonzosamente compinchados con el belga. En el sprint final sólo un suspiró dejó sin victoria al más valiente.

Y hablando de partes blandas, cómo no acordarse de Leblanc, patrón del Tour y adalid del juego limpio, que hace la vista gorda a los fueras de control masivos. Ay Pantani, cómo te echaremos de menos.