"Esto me obligará a correr de una manera diferente. En el 2000 tuve que estar todos los días al ataque, mientras que ahora puedo ser más calculador", explicó el líder del Kelme.

Botero fue el año pasado el mejor en la gran montaña si no se contabiliza la etapa de Hautacam, donde se sacrificó trabajando para Escartín y Heras. Allí cedió 12:10 respecto al norteamericano, un tiempo que luego pesó como una losa. Si sólo se cuentan las otras cuatro etapas montañosas, Santi le metió casi dos minutos a Armstrong.

"Es verdad que el año pasado fui el más fuerte en la montaña, pero cada Tour es diferente. Entonces corría menos marcado, pero ahora no me van a dejar maniobrar con tanta libertad como lo hicieron entonces", dice Botero. Pese a ello, se ve "con posibilidades de acabar en el podio de París, aunque no será una tarea nada fácil". Otra cosa es cuando se le habla de ganar la ronda francesa, porque responde: "Eso es imposible, ganará Armstrong".