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NBA | LAKERS 128 - BLAZERS 109

Los Lakers, ¿hay esperanza?

Esta vez, los Lakers no se dejaron remontar tras manejar cómodas ventajas y siguen, poco a poco, sumando victorias. ¿Calendario plácido o esperanza?

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Los Lakers, ¿hay esperanza?

Parece mentira, pero los Lakers siguen vivos. Desde el 0-5 inicial, el récord es de 8-7, hay cosas mejor asentadas y algo similar a una extraña esperanza. Ante los Blazers (128-109) no cayeron en el mismo error que en ese duelo anterior contra Indiana, cuando se dejaron remontar 17 puntos en el último cuarto y 10 en apenas 3 minutos para sucumbir cuando lo tenían todo atado. Esta vez no; controlaron el partido de principio a fin, ganaron incluso en el descontrol del segundo periodo (42-40 de parcial), defendieron bien, se apoyaron en sus estrellas y se van ya 8-12 en la Conferencia Oeste, a 2 victorias del décimo puesto que da acceso al play-in y con varios equipos que van claramente para abajo, entre ellos estos Blazers sin Damian Lillard que batieron a los angelinos (también de manera dramática) en la tercera jornada de ambos conjuntos, allá por el 23 de octubre que parece muy lejano.

Esos mismos Blazers, que en realidad no son los mismos, se ponen ya en el 50% tras empezar 4-0 y 5-1 (11-11 ahora) y echan de menos a un Lillard que, con 32 años, se ha perdido ya 11 de los 22 partidos disputados, la mitad. Por esa zona del Oeste hay mucho tráfico: en los Jazz, sextos, se empieza a imponer la lógica (13-11) y los Kings pelean por regresar a playoffs por primera vez desde 2006 (10-9). Warriors y Mavericks (ambos en el 50%) irán teóricamente hacia arriba, mientras que los Wolves van a tirones (12-11) y los Thunder tienen voluntad y jóvenes talentos, pero quizá no la estructura ni la sensación de estar en el momento necesaria como para mantener la lucha durante 82 partidos. Es decir, hay opciones para los Lakers. Serán muchas o pocas, pero algunas hay. Aunque sean mínimas.

LeBron James y Anthony Davis funcionaron a la perfección: 31 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias para el Rey, en una muy buena serie de tiro (12 de 18, con un excelente 6 de 8 en triples, su mejor noche en este aspecto de la temporada) y 27+12, con 3 tapones para un Davis que fue un muro en defensa y sacó petróleo con 7 puntos consecutivos en el último cuarto, lo que permitió que el resultado pasara de un 118-105 a un 125-109 y se ahuyentaran así los fantasmas del triple de Andrew Nembhard, ese inopinado héroe de los Pacers que silenció el Crypto Arena y demostró que a los Lakers les falta aún algo de fritura para convertirse en una plantilla fiable.

Los Lakers ganaron en rebotes (58-51), en asistencias (28-21), en robos (5-4), en tapones (6-5), tuvieron mejor porcentaje de triples (rozaron el 38%, algo estupendo para ellos) y de tiros de campo (casi el 50%) y no permitieron que las rachas de Jerami Grant (27 puntos), Justise Winslow (22) o Afernee Simons (21) cortaran un ritmo rápido, pero no precipitado. Ayudó a esto la aparición de Austin Reaves, muy querido por la grada angelina (y por LeBron) y que se fue a 22 puntos que compatibilizó a la perfección con una buena actuación defensiva. Su papel y sus casi 35 minutos de juego permitieron a LeBron (32:30) y Davis (29:05) estar menos tiempo en pista, evitar lesiones y producir mucho en los momentos en los que salían a arrasar con todo. La mejor noticia del banquillo fue la de Thomas Bryant (14+6), que hizo daño, junto a Davis, a un Jusuf Nurkic inoperante (8+10). Russell Westbrook no pudo esta vez ser el revulsivo (10+5+4, pero 4 de 14 en tiros) y la parte final la disputó Dennis Schröder, también sin brillo (6+5). Kendrick Nunn tampoco sumó (4 tantos) y Wenyen Gabriel aportó algo de energía en pocos minutos (6+4 en menos de 11).

De momento, esta es la situación antes de un momento clave para los Lakers: la gira por el Este. Bucks, Wizards, Cavaliers, Raptors, Sixers y Pistons. Se vienen derrotas que parecen seguras (Giannis, Ohio...) y encuentros que tendrán que ser disputados. Pero no se pueden quedar atrás si quieren tener posibilidades de playoffs. El daño inicial ya está hecho (ese 0-5...), la recuperación posterior también, pero quedan deberes por hacer y lo que se avecina es esencial para ver si esto es un mero espejismo (6 victorias en 8 partidos) o producto de un calendario plácido (tres victorias antes Spurs, una ante Detroit...). Llegan con LeBron y Davis sanos, con la plantilla al completo menos un Matt Ryan que fue cortado justo después del choque ante los Blazers (veremos qué hacen con ese hueco) y el equipo, a pesar de la derrota ante los Pacers, en un buen momento. La situación no es, ni mucho menos, sencilla. Pero hay una cosa que no ha habido hasta ahora: un atisbo de esperanza.