Jorge Guillén, de jugador a médico: más de 60 años ligado al baloncesto
Con casi 86 años, Jorge Guillén sigue vinculado al baloncesto. Primero lo hizo como jugador, después como médico. Su ingreso en el Hall of Fame, un merecido premio.

HALL OF FAME FEB/AS

Jorge Guillén, de jugador a médico: más de 60 años ligado al baloncesto

Con casi 86 años, Jorge Guillén sigue vinculado al baloncesto. Primero lo hizo como jugador, después como médico. Su ingreso en el Hall of Fame, un merecido premio.

Jorge Guillén Montenegro nación en Jerez de la Frontera de forma casi casual. Allí era, al fin y al cabo, donde estaba destinado entonces su padre, militar, el 13 de enero de 1937, cuando hacía apenas unos meses que había estallado la Guerra Civil española. Ya finalizado el conflicto bélico, en 1941, Guillén se trasladó a Zaragoza con su familia y allí fue donde desarrolló la mayor parte de su infancia y donde empezó un amor con el baloncesto que hoy, con casi 86 años (los cumplirá el 13 de enero de 2023) sigue latente.

El Iberia Zaragoza fue el primer club en el que Guillén jugó de forma profesional. Aunque utilizar esta última palabra no sería del todo preciso en una etapa en la que la profesionalización del baloncesto era radicalmente distinta a la de ahora: menos días de entrenamiento, menos jugadores extranjeros y nada de dietas, innovaciones de la salud en el deporte o estructuras organizativas con el suficiente arraigo.

Guillén debutó con 21 años, en 1958, en la antigua Liga Española de Baloncesto, creada un año antes y vigente hasta 1983, cuando fue sustituida por la ACB. Tras ello pasó por el Aismalíbar Montcada y por el Águilas Bilbao, todo mientras sacaba adelanta la carrera de medicina y se especializaba posteriormente en traumatología. Como médico, Guillén ha estado 45 años ligado al Joventut y, al mismo tiempo, hasta 40 con la Federación Española de Fútbol, siendo uno de los médicos mejor valorados del panorama nacional y manteniéndose hasta finales de los 90 ligado a la medicina deportiva. Y todo, mientras trabajaba de interno en el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona, ciudad a la que se trasladó tras su retirada.

Jorge Guillén, en su despacho.
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Jorge Guillén, en su despacho.

Más de 60 años después de su debut como jugador, Jorge Guillén ha sido incluido en el Hall of Fame español. Junto con otros nombres ilustres del baloncesto nacional, al Doctor Guillén se le ha reconocido su espectacular trayectoria, casi pionera como jugador y esencial como médico. Por este motivo, atiende a As en una charla llena de grandes recuerdos, en la que ha insistido en que le tuteemos y ha atendido con amabilidad y señorío todas las preguntas.

¿Se esperaba entrar en el Hall of Fame?

La verdad es que no. Interpreto que hay jugadores y personas más importantes que yo. Al final, con mi trabajo y mi humildad, deambular por Barcelona, Bilbao o Zaragoza sí que me dio cierto halo de conocimiento. (El Doctor Guillén también estuvo en Lyon un año gracias a una beca que le dio el Consejo Superior de Deportes).

Si le preguntan, ¿es antes jugador de baloncesto o médico?

Primero soy médico. Esa siempre fue mi ilusión. La suerte que tuve es que pude compaginar ambas cosas porque tampoco eran unos entrenamientos y unos partidos tan seguidos, sin lo cuál habría sido imposible poderlo hacerlo.

Soy antes médico que jugador de baloncesto

¿Era más fácil en esa época compatibilizar un deporte profesional con una carrera tan difícil como medicina?

Era más fácil, apenas había entrenamientos. Tenías la carrera que había que hacer y terminar, pero los entrenamientos eran mucho más espaciados, alrededor de tres a la semana. Por ejemplo, Juanjo Moreno era físico, otros han sido médicos como Juan Antonio Corbalán… Hubo muchos que además de jugar al baloncesto se profesionalizaron en otras especialidades.

¿Qué recuerdos tiene de los Juegos Olímpicos de Roma?

Lo que más gracia me hizo es que había una separación entre los hombres y las mujeres. Había una valla de 2,5 metros para que nadie se pudiera colar en otra villa. Hubo un atleta que superó dicha altura y subieron la altura de la valla para que nadie pudiera saltar. Se dieron cuenta de que se habían quedado cortos y aumentaron la altura.

Otra cosa curiosa es que pensaron que nuestra clasificación para los Juegos iba a ser imposible, por lo que las plazas que tenían que ser para nosotros fueron ocupadas por directivos e integrantes de la dictadura de Francisco Franco. Ocuparon unas 20 plazas que se autoasignaron y, al clasificarnos en el Preolímpico de Bolonia, tuvieron que renunciar a esas plazas.

¿El baloncesto daba entonces dinero para vivir?

El sitio en el que más gané ingresaba 5.000 pesetas al mes (unos 30 euros actuales). No era nada, pero me daban lo suficiente como para poder mantenerme. En Barcelona tuve la suerte de poder vivir en casa de Alfonso y José Luis Martínez.

Mi mayor sueldo fueron 5.000 pesetas al mes

Tras tu retirada, estuvo ligado al baloncesto como traumatólogo.

Al principio no tenía nada, pero en un partido de Copa de Europa del Joventut, Alfonso Martínez y Francesc Buscató se lesionaron y tenían un compromiso importante el domingo siguiente. Me llamaron a mí y les arreglé a uno la rodilla y al otro la muñeca. Pudieron jugar y a partir de entonces decidieron ficharme como médico del equipo.

¿Qué tal su experiencia en el Joventut?

Estuve 45 años, pero siempre de forma amateur. Ellos me permitían viajar con el equipo, pero nunca cobré nada de ellos. Yo era médico interno en el Hospital Sagrado Corazón y en los ratos en los que me podía escapar iba a Badalona.

Al mismo tiempo fiché por la Federación Española de Fútbol, con los que estuve 40 años. Ahí sí cobraba. Compatibilicé ambos trabajos, ya que en el Joventut se encargaba de mis labores otro compañero cuando yo tenía que viajar con el equipo de fútbol.

¿Cuál es su mejor recuerdo?

Para mí, el mejor recuerdo fueron los Juegos Olímpicos de Roma. También tuve grandes experiencias con el equipo de fútbol. Es difícil compatibilizar 40 años en un lado y 45 en otro, pero yo lo hice.

¿Sigue usted el baloncesto hoy en día?

Sí. Voy a casi todos los partidos del Joventut de Badalona. A veces no puedo por motivos personales, pero mi actividad médica se ha reducido considerablemente con 85 años.

Voy a ver casi todos los partidos del Joventut

¿Ha cambiado mucho el baloncesto en todo este tiempo?

De una forma radical. La diferencia más notable es el tema de los extranjeros. Cuando jugaba en Zaragoza sí que teníamos y eso nos permitió jugar la Liga Nacional. Pero en el Joventut no admitíamos extranjeros. El resto de equipos sí tenían, pero en la Copa no les dejaban jugar, por lo que ahí el Joventut podía tener cierto nivel.

Recuerdo que el Real Madrid tenía grandes jugadores de Puerto Rico (Johnny Báez fue el principal) y el Barcelona tuvo panameños. En Zaragoza sí teníamos jugadores americanos, pero en el Joventut no se permitía. En esa época hubo mucho fraude para poder disputar partidos. Había un momento que se decidió que no se admitieran extranjeros en Barcelona, pero cuando llegó la solicitud a Madrid para que tuviéramos igualdad de condiciones, se pidió que sí hubiera y desde entonces se dejaron. También, claro, estaba la diferencia económica. Si no tenías dinero, no podías comprar jugadores, y nosotros no podíamos igualar el precio.

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